Cada año qué pasa el verdadero significado de la Semana Santa se va perdiendo, volviéndose un periodo más de vacaciones programadas, a tal grado que es común escuchar la frase “feliz Semana Santa”, o “felices vacaciones”, al inicio de la misma. Nuestros abuelos se han de estar retorciendo en sus tumbas al escuchar esto.
¿Pero quien es el responsable de está desfachatez?. Sin lugar a dudas, la nueva forma del ser.
Es indiscutible que las iglesias han ido perdiendo terreno en la búsqueda de almas. Su discurso no cautiva y su mensaje no interesa a los jóvenes.
Arraigado en siglos de historia. Sin salirse del renglón del Libro Sagrado. Sin actualizarse para esta época tan vacía de sentimientos y repleta de una tecnología que deshumaniza.
Viviendo en la metáfora que nadie entiende, y debatiéndose en la veracidad del ejemplo de muchos de sus representantes salpicados en escándalos sexuales, abuso infantil, y una vida ostentosa. Dejaron el verdadero Dios, muy sólo, olvidado, suplantado, en el fondo.
En estos turbulentos tiempos de los derechos humanos la situación se ha complicado porque no hay acuerdos en donde terminan unos y donde empiezan otros.
Tanto derecho a llevado al libertinaje. En su reclamo hemos silenciado la conciencia para poder justificar nuestra conducta. Queremos hacer lo que nos plazca y que nadie nos juzgue. No queremos saber de reglas y menos si tienen que ver con un Dios. Los derechos humanos actuales avalan todo y desestiman todo, según conveniencia. Son la caja de las justificaciones perfectas.
En nuestro país somos peculiares. Criticamos el accionar del gobierno pero saltamos de alegría cuando otorga esos feriados toda la Semana Santa disque para promover el turismo interno. Eso además viene siendo una burla, la gente no tiene dinero para vacacionar, necesitamos producir no haraganear.
Como sociedad hemos desterrado a Dios de todo ambiente. El nuevo Dios es otro, está en la televisión, en el cine, en las redes, en la mente, menos en el corazón de las personas.
Pero a pesar de todo lo anterior no podemos vivir sin la convicción de un Creador y debemos buscarlo en cualquier religión o en una relación personal con El. No se trata de volvernos monjes o de no disfrutar la vida. Se trata de encontrar el balance para llevar vidas decentes.
Que la diversión no signifique excesos de conducta y desenfrenos. Que respetemos los valores de otros.“Feliz Semana Santa” es una expresión no solo incorrecta sino irreverente.Refleja la ignorancia de estos tiempos.