Espere, no se exponga

La paciencia hoy puede evitar un daño irreparable mañana. Y eso sí es un acto de verdadera responsabilidad ciudadana.

  • 01 de diciembre de 2025 a las 23:40 -

Hay momentos en los que el país necesita menos ruido y más sensatez. Dos días después de las elecciones todavía hay incertidumbre. Falta información oficial, faltan actas por procesar y faltan comunicados que aclaren el panorama.

En medio de ese vacío empiezan a aparecer los videos en redes, los llamados urgentes, las advertencias fabricadas y los mensajes que buscan empujar a la gente a reaccionar sin pensar. Y aquí es donde cada ciudadano tiene que actuar con cabeza fría. Ningún resultado vale la integridad de una familia. Ningún color político merece que alguien arriesgue su seguridad por órdenes que se lanzan desde un teléfono.

Es fácil dejarse llevar por la emoción o la indignación, pero nada justifica exponerse a situaciones que pueden escalar en minutos. Quienes están invitando a “defender el voto en las calles” no estarán a la par suya cuando las cosas se salgan de control. Los líderes que llaman a movilizarse tampoco son los que terminan golpeados, gaseados o arrestados. Quien pierde siempre es la gente común.

Por eso, antes de creer cualquier invitación a salir, es necesario pensar en las consecuencias. No faltan grupos que aprovechan la confusión para encender conflictos o imponer su propia agenda. Es en estos días, cuando el país sigue esperando resultados, que más manipulaciones circulan. Muchos quieren convertir la incertidumbre en gasolina política. No hay que darles ese espacio.

El deber del ciudadano ya se cumplió en las urnas. Ahora toca proteger la vida propia y la de quienes están alrededor. No es momento de arriesgarse en marchas improvisadas ni de caer en provocaciones, ni de tomar decisiones impulsadas por mensajes que nadie firma.

Si algo necesita el país en este instante es calma, prudencia y la certeza de que actuar con serenidad también es una forma de defender la democracia. Las instituciones responsables todavía trabajan. Los observadores todavía verifican. Los datos todavía se están procesando. Antes de salir a las calles, antes de poner en riesgo un negocio o un hogar, es mejor esperar. Lo que está en juego no es solo un resultado electoral, es la estabilidad de miles de familias.

La paciencia hoy puede evitar un daño irreparable mañana. Y eso sí es un acto de verdadera responsabilidad ciudadana.

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