24/04/2024
07:22 AM

El poder destructivo de la 4T

  • 04 marzo 2022 /
Luís Pazos

Los primeros tres años de gobierno del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se caracterizaron por destruir más que por construir: destruyó el aeropuerto de Texcoco, las Zonas Económicas Especiales en Chiapas y Oaxaca, el sistema de compra y distribución de medicinas, una cervecería en Mexicali, la inversión privada en el sector energético, el Seguro Popular y las estancias infantiles, entre otros proyectos e instituciones que existían cuando llegó al poder. La principal excusa fue que había corrupción en ellas.

Esa destrucción implicó miles de millones tirados a la basura y la ausencia de instituciones que realicen sus funciones mejor que las desbastadas. Destruyeron el sistema de compra y comercialización de medicinas porque había corrupción y en el nuevo continúa la corrupción, surge la escasez de medicinas y aumenta la opacidad. El 80.3 por ciento de los contratos de compras en 2021 del gobierno federal fueron por adjudicación directa (Fuente: CompraNet y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad).

Además de permitirle a los funcionarios manejar más recursos y concentrar el poder, la ideología marxista es fundamentalmente destructiva, propone el exterminio de lo que denomina instituciones capitalistas. En ningún país gobernado por marxistas construyeron algo mejor a lo que recibieron. Hace años leí un libro titulado El poder destructivo de la dialéctica comunista, que muestra cómo las tesis marxistas llevan a la destrucción y al enfrentamiento social.

El papa Juan Pablo II, quien vivió en la Polonia socialista, señaló lo destructivo de un gobierno basado en el marxismo: “El comunismo no debería existir, es una ideología intrínsecamente perversa, todo lo destruye y corrompe”.

Ojalá el presidente Obrador deseche el “marxismovirus” y gire hacia una economía de libre mercado, con respeto a la división de poderes y a los derechos humanos fundamentales.