El caso Koriun a la luz de la teoría Galbraith

Desde una mirada académica se plantean algunas posibles respuestas que sientan su base teórica del economista John Kenneth Galbraith, quien generó grandes aportes.

  • 05 de mayo de 2025 a las 00:00 -

El caso Koriun ha desatado las alarmas de estafas financieras en el país, ante la intervención del Ministerio Público el pasado 23 de abril, y se ha generado una serie de debates e interrogantes, las cuales aún no tienen respuestas en su totalidad.

Se cuestiona el actuar del ente regulador como el de los operadores de justicia, pues la empresa lleva más de seis años de operar, diseminada en siete departamentos del país. A su vez, se pone en tela de juicio el rol del Estado al anunciar que asumirá parte de la compensación a las personas que no logren recuperar su capital, también se cuestiona ¿por qué las personas aún siguen confiando en Koriun?

Este caso catalogado fraudulento presenta características del esquema Ponzi, el cual no es exclusivo de Honduras ni mucho menos es de carácter coyuntural, pues es una representación de problemas estructurales.

Koriun se genera en el marco de un sistema financiero no regulado, el cual existe, pues población excluida y de la economía informal, sobre todo, demanda productos y servicios financieros de este sector.

Desde una mirada académica se plantean algunas posibles respuestas que sientan su base teórica del economista John Kenneth Galbraith, quien generó grandes aportes en torno a los sistemas financieros fraudulentos, economía del fraude inocente, así como el autoengaño colectivo.

Galbraith hace alusión a las “malas manías financieras”, las cuales, al relacionarlas con el caso Koriun, se observa el intenso deseo de obtener ganancias rápidamente, lo que ha llevado a las personas aceptar promesas irreales sin una evaluación adecuada. La insistencia de los “inversionistas” de Koriun en seguir creyendo en la oportunidad de obtener grandes ganancias les ha hecho vulnerables al engaño; estas personas han sido víctimas de su propio deseo de obtener altos rendimientos, ignorando señales de advertencia obvias, al no investigar a fondo la legitimidad de la inversión y confiar ciegamente en las promesas de los operadores.

También la economía del fraude inocente y la normalización de lo irregular se encuentran presente en este caso, las reacciones de los afectados; protestas, enfrentamientos con los operadores de justicia, movilizaciones en el Día del Trabajador con consignas en la defensoría de Koriun, afirman una identificación positiva con la causa de la empresa, lo que ha generado familiaridad y aceptación social de las narrativas financieras, lo que ha incidido en reducir el escepticismo. La falta de educación financiera ha generado tal desconocimiento al no saber identificar propuestas reales, por lo que cultura de falta de oportunidades financieras prexistentes en el país generaron autoengaño colectivo.

Koriun ha forjado una influencia social contagiosa, ya que ha cumplido con la entrega de suculentos dividendos a tiempo, generando entusiasmo contagioso. Estas “ganancias” -aunque sean ficticias en un esquema Ponzi- refuerzan la creencia en la legitimidad de la inversión y disminuyen la probabilidad de cuestionamiento individual. El miedo a perderse la oportunidad también alimenta ese comportamiento de colectivo y el autoengaño.

En lo referente a la regulación hay fuertes críticas, y sí la intervención fue a tiempo o tardía genera aprendizajes que pueden servir para mejorar dicha regulación e, incluso, modificar la normativa y crear nuevas estructuras que prevengan y atiendan estos tipos de casos que vulneran a la población hondureña.

Finalmente, el rol del Estado en este caso también está en la mira de la sociedad con opiniones divididas, independientemente de la acción que asumirán, es un hecho que este no puede desligarse de este tipo de problemática que afecta principalmente a personas vulnerables.

las columnas de LP

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