Los barcos se tambalean cuando la marea está alta y es cuando los buenos capitanes y los buenos tripulantes se unen para cumplir con sus respectivas funciones, para controlar las embestidas de las embravecidas olas de todos los tamaños que provocan al unirse las fuerzas del agua y el viento.
Al Partido Libertad y Refundación (Libre) lo han señalado, los opositores, como un “barco que se hunde”, especialmente por las renuncias de algunos funcionarios en las últimas fechas, entre ellas, la de Patricia Suyapa Murillo Gutiérrez, quien presidía el Tribunal de Honor, y Antonio García, vicecanciller. Ambos renunciaron la semana pasada por desacuerdos con el gobierno central.
Renunciar cuando faltan unos pocos meses para que el actual gobierno de la presidenta Xiomara Castro termine es como abandonar “el barco de Libre” cuando está a punto de llegar al final de su expedición.
Distinto es analizar una visión del ambiente político de las próximas elecciones generales del domingo 30 de noviembre, cuando se defina cuál de los tres barcos de la política vernácula del país, será el que logré llegar al muelle del triunfo electoral.
Dos capitanes y una capitana deben demostrar que tienen el viento a favor del pueblo, quien es el soberano de los mares de la política nacional. Salvador Nasralla, del Partido Liberal, quien capitanea un glorioso barco, pero que no conoce ni la proa ni la popa.
Nasry Asfura del Partido Nacional, un experimentado capitán de los siete mares, que lo intentará por segunda vez. La capitana del Partido Libertad y Refundación, Rixi Moncada, que demostrará si las mujeres siguen en el poder en un país llamado Honduras.