Entre tantos videos sobre hechos violentos grabados, “in situ”, que he visto en redes sociales, uno me ha calado hasta la médula: el de un hombre que cae en la boca abierta de un descomunal cocodrilo mientras cruzaba, a nado, la Laguna de las Ilusiones en la comunidad de Vista Hermosa, estado de Tabasco, México.
A pesar de las advertencias hechas por otros visitantes del lugar sobre la presencia del feroz inquilino del embalse, el temerario nadador se lanzó al agua y comenzó a bracear sin percatarse de que a lo lejos se desplazaba el saurio en línea recta hacia él. En el audio del video se escuchan gritos de terror de los mirones causados por lo que estaba a punto de suceder. De repente, el animal atrapa entre sus implacables mandíbulas a su presa, la sacude en el aire y dando coletazos la zambulle para desaparecer juntos en medio de las aguas revueltas. Entonces se escuchó la concluyente exclamación de un mexicano, posiblemente el que estaba grabando la escena desde la orilla: “¡Ya valió queso!”.
Situaciones similares podrían darse en los alrededores del nuevo centro de detención para inmigrantes construido por orden del presidente Donald Trump en la zona pantanosa de los Everglades, al oeste de Miami, infestada de cocodrilos, caimanes y serpientes. Las mismas autoridades de Florida han bautizado el complejo carcelario como el Alcatraz de los caimanes, en alusión a la prisión de máxima seguridad que operó hasta 1964 en la bahía de San Francisco y fue famosa porque albergó a los peores criminales de la época y por ser casi imposible escapar de allí. En la versión moderna de Alcatraz tampoco un detenido puede escabullirse, pues, quien lo intente, se arriesga a ser devorado por un caimán o un cocodrilo, y en el menos terrible de los casos a ser mordido por una pitón. “La naturaleza es el mejor guardián de este centro”, han dicho autoridades estatales para relacionar a natura con la gran cantidad de alimañas que rondan, día y noche, los humedales de los Everglades. El Servicio del Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) ha ido más allá de las palabras para disuadir a los inmigrantes que piensen fugarse. Mediante inteligencia artificial, el ICE elaboró una imagen digital en la que aparecen varios caimanes luciendo sendas gorras con las siglas de la institución, custodiando el centro de detención compuesto por gigantescas carpas y remolques.
Cabe preguntar ahora ¿qué otra disposición descabellada se le ocurrirá a Trump contra quienes él considera criminales por no tener papeles que les permitan trabajar honradamente en la poderosa nación en donde florecen las oportunidades que en su país de origen no existen?