01/04/2025
12:25 AM

Cuidado con los atajos

Salomón Melgares Jr.

Especialmente en el Antiguo Testamento, la adoración de ídolos se ve profundamente marcada en la Biblia. Al ser esto contrario a Dios, la Biblia encomienda no hacer ídolos ni imágenes de nada que esté en el cielo, en la tierra o en lo profundo del mar, ni arrodillarse ante ellos ni hacer cultos en su honor (Éxodo 20:4).

Si bien la idolatría puede entenderse por medio del sentido común, debido a la carencia de una lógica básica, Dios también tuvo que expresar lo siguiente a través del profeta: “Hay quienes encienden fuego con la mitad de la madera, asan la carne, se comen el asado, y se sienten satisfechos...

Y con el resto de la madera hacen la estatua de un dios, se arrodillan ante ella para adorarla, y le dirigen esta oración: ‘¡Sálvanos, pues tú eres nuestro dios!’. Esa gente no entiende nada. Están tan confundidos y cegados que no pueden comprender nada” (Isaías 44:16-18, TLA).

Como las cosas no cambiaban en el tiempo del Nuevo Testamento, Dios envió ahora al apóstol Pablo a exhortar, diciendo: “Por medio de lo que Dios ha creado, todos podemos conocerlo, y también podemos ver su poder.

Así que esa gente no tiene excusa, pues saben de Dios, pero no lo respetan ni le dan las gracias... Creen que lo saben todo, pero en realidad no saben nada. En vez de adorar al único y poderoso Dios, que vive para siempre, adoran a ídolos que ellos mismos se han hecho: ídolos con forma de seres humanos, mortales al fin y al cabo, o con forma de pájaros, de animales de cuatro patas y de serpientes” (Romanos 1:20-23, TLA).

No es ningún secreto que la idolatría continúa hasta el día de hoy. Lo diferente es, nada más, los ídolos que se adoran. ¿Está usted adorando ídolos, querido lector? Cuidado con los atajos para satisfacer los deseos del corazón. Seguir a Jesús es la manera de llenar el vacío con algo verdadero (T. Gustafson).