¡Cuando la maldad crece!

En medio de un mundo marcado por la incertidumbre económica y el crecimiento de industrias que lucran con el desorden, surgen preguntas profundas sobre la justicia, la prosperidad y el verdadero rumbo de la sociedad.

  • Actualizado: 16 de diciembre de 2025 a las 23:40 -

Hoy en día se vive una época de transición económica a nivel mundial. Lo cierto es que las economías inciertas crean sociedades inestables; existen cambios que surgirán a nivel de las transacciones bancarias, la política, la religión y las economías internacionales.

La “industria del porno” produce más de 200 billones de dólares por año, y la tecnología se ha vuelto su mejor aliado. El internet se ha vuelto peligroso para los niños que navegan en él sin supervisión.

El negocio internacional del “narcotráfico” genera 400 billones de dólares en comercio, de acuerdo con el programa internacional de las Naciones Unidas sobre el control de drogas.

Lo que se menciona no es ni siquiera la punta del iceberg. La falta de orden está generando trillones de dólares para la propagación y rumbo de la maldad. Es solo una pregunta que surge en la mente de muchas personas: “¿por qué la gente buena lucha y parece nunca salir adelante, mientras que las personas deshonestas parecen tener todo lo que quieren?”.

Cuando se lee el libro de Jeremías se encuentra una gran respuesta a esta realidad. El profeta sabe que Dios es justo y advierte que ellos están experimentando una vida buena y próspera; ningún bien y placer les hace falta, y solo mencionan a Dios con sus labios.

Parece que no tiene sentido, pero es la verdad, y dice: “Los plantaste y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones”, Jeremías 12:2 (RVR60).

Son personas tan prósperas que no tienen necesidad de nada ni de nadie. Pero la respuesta es evidente, y tarde o temprano se ve la respuesta de forma directa y sorpresiva: “No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento. Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos”, Salmos 1:4 (RVR60).

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