Se dio en un mitin de la campaña electoral del senador republicano John McCain (1936-2018) por la presidencia de 2008, contra el entonces senador demócrata Barack Obama.
Una activista tomó el micrófono y empezó a lanzar expresiones insultantes contra su adversario y él la interrumpió, le quitó el micrófono y dijo, recriminándola, que su oponente no era eso que ella decía.
Que era un hombre decente con el que tenía diferencias de criterio, pero que no había temer de él como persona. Impresionante demostración de entereza.
Tenía bien ganada una reputación de ser un hombre que no se conformaba con la línea partidaria establecida. Anteponía sus principios a los de su partido. Hombre de una sola pieza, odiaba el despotismo y el abuso de autoridad.
Le imprimió un sentido de dignidad a su desempeño y muchos consideran que ese tipo de políticos ya está desapareciendo.
¿Cuando veremos una ejecutoria así en nuestro país?. Una política sin mentiras.
Con la ansiada llegada del nuevo gobierno se generaron grandes expectativas en el pueblo luego de 12 años de gobiernos nacionalistas.
Hubo grandes promesas de campaña y el pueblo creyó en ellas porque necesitaba una esperanza. Pero como que no estaban listos para gobernar. Desaciertos y despotismo. Lo que antes fue malo ahora es bueno.
Nuestros políticos podrán tener criterio propio pero no voluntad propia. Dejan su esencia y sus valores en el closet, e intentan convencer de sus propuestas partidarias aunque estas denoten fallas en el contenido, la forma y el propósito. Acatan órdenes y se tragan su orgullo.
No puede ser que grandes señores y damas, considerados referentes de opinión pública, cambien de la noche a la mañana, sin parpadear, su parecer para acomodarse a los intereses de su partido. Él hambre provoca demencia y descaro.
Los medios deberían ser selectivos al escoger personas creíbles, imparciales y veraces a quienes entrevistar en temas controversiales del país. No deben darle espacios a cualquiera. Deben cooperar generando confianza con informaciones objetivas.
En este momento se necesita oír voces de personas coherentes que busquen el bien común, no protagonismo barato.
¿En quien confiar?
Desde hace mucho tiempo no lo hay. Llegará el día que alguien con mucha credibilidad levantará la mano con propiedad y dirá, presente!. No será de esta generación de políticos. Tomará tiempo. Será cuando el país esté listo.
Por los momentos tenemos lo justo. No tenemos la conciencia de país para aspirar a algo mejor. Vivimos al día, el futuro no nos interesa.