La vejez es un mérito del ser humano, pues entre más años tenga la persona es una bendición de Dios que te alarga la vida.
En los países desarrollados es común que las personas logren vivir 80, 90 años, incluso, más. Debido a la niñez saludable y buenas condiciones de vida especialmente en el campo de la salud. Pero en las naciones pobres como son la mayoría del mundo, la condición de vida oscila entre los 60 y 70 años o menos. Entre ellos Honduras, un país con una población de 9,700,000 habitantes, tiene una cantidad aproximada de un 10% de adultos mayores.
Un índice reducido goza de una jubilación que son los que viven con sus familias, otros apoyados por sus parientes, pues un pequeño porcentaje están albergados en los 28 centros a nivel nacional y un sinnúmero deambulan a la intemperie.
En San Pedro Sula, con una población actual de 801,259 el principal albergue es el asilo de ancianos Perpetuo Socorro, con más de medio siglo de este servicio y con una capacidad para 170 asilados. Lo endémico y lamentable de este centro de atención para adultos mayores ha sido que ha existido más personal municipal sampedrano que hospedados.
Por compromisos e influencias de los políticos de turno de la municipalidad sampedrana que han utilizado al Perpetuo Socorro como centro de empleo supernumerario. Y utilizado para campañas políticas y promociones de propaganda. La sociedad sampedrana espera que el actual alcalde, Roberto Contreras, apoye esta humanitaria y digna causa para el buen funcionamiento del asilo de ancianos Perpetuo Socorro subiendo el presupuesto y bajando la planilla municipal. Pues esas mujeres y hombres albergados hoy, en su juventud fueron parte del desarrollo de la Capital Industrial de un país llamado Honduras.
