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Una iglesia de refugiados en Rio de Janeiro

  • 12 septiembre 2015 /

El papa Francisco pidió a todas las parroquias de Europa que acojan a una familia de refugiados sirios, pero eso ya hace más de un año que pasa en Brasil. El padre Alex Coelho recibe a migrantes en una iglesia católica de Rio de Janeiro.

    Río de Janeiro, Brasil.

    En esta iglesia católica, en el barrio de Botafogo, en el sur de Rio de Janeiro, muchos refugiados sirios, en su mayoría musulmanes, llegan en busca de acogida, comida y ayuda.

    Muchos comparten la esperanza de encontrar una vida mejor en Brasil y dejar atrás los horrores de la guerra.

    El padre Alex Coelho es el responsable de la iglesia y gracias a un acuerdo entre una ONG católica y las donaciones de fieles ha sido posible ayudar a los recién llegados.

    En Europa, el papa Francisco pidió a cada parroquia recibir a una familia de refugiados, pero aquí eso pasa desde hace más de un año.

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    'He preparado todo: dormitorio, cama, y espero a los refugiados en la puerta, doy la bienvenida en árabe. Esto es muy importante para Dios, para mí y para usted: somos hermanos. Esto es muy importante para que estén contentos, porque la mayoría son musulmanes. Yo soy cristiano y ellos están siendo recibidos por una iglesia', dijo Álex Coelho, padre de la Iglesia de Sao Joao Batista.

    Los migrantes aprenden portugués y reciben orientaciones sobre Brasil, su cultura y se les ayuda a conseguir empleo.

    'El padre Alex, si usted quiere cualquier cosa o tiene un problema él se lo resuelve. Él va con usted, lo resuelve con usted y se preocupa por la gente. Nosotros aquí somos una familia', indicó Fares Khaled, refugiado sirio.

    En promedio, los migrantes pasan aquí tres meses. Las habitaciones son sencillas pero limpias.

    Foto: La Prensa

    Los migrantes aprenden portugués y reciben orientaciones sobre Brasil. Foto AFP.
    En la parroquia los sirios son mayoría, pero también hay nigerianos, afganos, palestinos e iraquíes.

    'Vine como refugiada. Un día en mi casa secuestraron a mi marido. Querían llevarme también. Alguien me ayudó a venir a Brasil con mi hija. Todo está bien ahora', añadió Lateefat Hassan, refugiada nigeriano.

    Aquí se respeta la religión de los migrantes. Para comunicarse mejor con ellos el padre Álex está aprendiendo árabe.

    Puede que existan diferencias, pero estas se vuelven pequeñas cuando hay solidaridad. Texto y video de AFP.