Minas Gerais, Brasil.
José Pascual es agricultor en el estado brasileño de Minas Gerais. El 5 de noviembre de 2015 perdió sus mejores vacas lecheras, sepultadas por el barro luego de la rotura de embalse minero en el sudeste de Brasil.
“Mis dos vacas murieron en el barro, en la orilla de ese río', dijo José Pascual, habitante de Paracatu de Baixo.
La hecatombe se desencadenó cuando un embalse de la compañía Samarco, a casi 30 km de aquí, se desmoronó sin previo aviso.
Unos 32 millones de metros cúbicos de lodo arrasaron el valle, sepultando el poblado vecino de Bento Rodrigues.
Aquí no hubo fallecidos, pero 108 familias perdieron su casa. Los agricultores y pescadores sus medios de vida. Pascual tuvo suerte. Su vivienda y su terreno, situados en una pequeña elevación, fueron preservados.
Pero él pensó que era el fin del mundo.
'Sonaba como un tren desbocado. Primero vino el viento. Ahí ya vimos lo que estaba viniendo. Cuando llegó, tenía el color de esa arcilla. No se veía agua, se veía barro… y con aquel viento fuerte', añadió José Pascual.
Hoy vive aquí solo, cultivando mandioca, cebollas o tomates. Sus ingresos cayeron 75%. Y como muchos, teme que se rompa otro embalse.
“Tenemos miedo. A veces me quedo noches enteras despierto. Si escucho algún ruido salgo”, dijo José Pascual.
Su familia está alojada temporalmente a 50 km de aquí. Samarco ha prometido reconstruir un nuevo Paracatú en una zona más alta… pero no antes de 2019.
Pascual está deseando irse. En la aldea arruinada lleva una vida solitaria. Y sabe que el poblado nunca recuperará su antigua vida. Texto, foto y video de AFP.
José Pascual es agricultor en el estado brasileño de Minas Gerais. El 5 de noviembre de 2015 perdió sus mejores vacas lecheras, sepultadas por el barro luego de la rotura de embalse minero en el sudeste de Brasil.
“Mis dos vacas murieron en el barro, en la orilla de ese río', dijo José Pascual, habitante de Paracatu de Baixo.
La hecatombe se desencadenó cuando un embalse de la compañía Samarco, a casi 30 km de aquí, se desmoronó sin previo aviso.
Unos 32 millones de metros cúbicos de lodo arrasaron el valle, sepultando el poblado vecino de Bento Rodrigues.
| Dato
En Paracatu de Baixo, los habitantes fueron advertidos a tiempo desde un helicóptero
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Pero él pensó que era el fin del mundo.
Hoy vive aquí solo, cultivando mandioca, cebollas o tomates. Sus ingresos cayeron 75%. Y como muchos, teme que se rompa otro embalse.
“Tenemos miedo. A veces me quedo noches enteras despierto. Si escucho algún ruido salgo”, dijo José Pascual.
Su familia está alojada temporalmente a 50 km de aquí. Samarco ha prometido reconstruir un nuevo Paracatú en una zona más alta… pero no antes de 2019.
Pascual está deseando irse. En la aldea arruinada lleva una vida solitaria. Y sabe que el poblado nunca recuperará su antigua vida. Texto, foto y video de AFP.
 Foto AFP.
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