Las ocho personas que viajaban en el hidroavión ruso que se estrelló este sábado en el sur de Turquía fallecieron, agravando el balance humano de las catástrofes naturales que están golpeando al país en las últimas semanas.
La tripulación de la aeronave, que colaboraba para apagar un incendio en la provincia de Kahramanmarash, en el sur del país, estaba formada por cinco rusos y tres turcos, según las autoridades de ambos países.
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Este accidente afecta un poco más a Turquía, país afectado el mes pasado por incendios en el sur con víctimas, y luego esta semana por inundaciones que causaron más de 50 muertos en el norte, según nuevo balance provisional publicado el sábado.
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Las cadenas de televisión difundían imágenes de una columna de humo elevándose de una montaña de difícil acceso, donde se estrelló el avión.
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'Enviamos este avión para apagar el fuego. Perdimos contacto con él y luego se estrelló', declaró el gobernador de la provincia de Kahramanmarash, Omer Faruk Coskun, citado por los medios turcos.
El presidente ruso Vladimir Putin felicitó a las 'valientes' víctimas del accidente del hidroavión.
- Varios frentes abiertos -
En las últimas semanas, Turquía ha tenido que hacer frente a múltiples catástrofes naturales: incendios en el sur e inundaciones súbitas en el norte.Ocho personas perdieron la vida en los incendios, que devastaron la costa sur del país de finales de julio hasta principios de agosto.
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Esta semana, las autoridades anunciaron que la mayoría de los focos habían sido controlados, pero en los últimos días se reportaron otros nuevos frentes en Kahramanmarash y en Çanakkale, en el oeste.
Estos incendios mostraron la falta de medios de Turquía en materia de lucha aérea contra incendios, causando fuertes críticas contra el gobierno de Recep Tayyip Erdogan.
Así, el gobierno turco se vio obligado a alquilar varios aparatos de lucha contra el fuego a Israel y Rusia. España también envió un hidroavión para ayudar en las tareas.
Por otro lado, las inundaciones causadas por las lluvias torrenciales en el norte del país, de una magnitud no vista en décadas, causaron al menos 51 muertos.
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La ciudad de Babaçay, en la provincia de Sinop, muestra la violencia de la catástrofe: 40 casas y dos puentes que facilitan el acceso a esta localidad fueron destruidos por las aguas.
Las víctimas acusaron a las autoridades locales de no alertar con la suficiente rapidez, mientras que comentaristas señalaron el riesgo que representa la construcción de edificios en áreas propensas a inundaciones.
Para muchos expertos, las catástrofes naturales como las ocurridas en Turquía podrían volverse más frecuentes y violentas a causa del calentamiento climático, resultado de la actividad humana.
Turquía es uno de los pocos países que no adoptaron el acuerdo de París sobre el clima de 2015.