Un mes después del fallecimiento de Alberto Nisman, una testigo que estuvo en el operativo en la casa donde murió el fiscal argentino reveló graves irregularidades en el protocolo para preservar las pruebas, mientras la Justicia hasta el momento no ha aportado datos concluyentes para esclarecer este caso.
Natalia Fernández, de 26 años, relató en una entrevista publicada hoy por el diario Clarín una larga lista de irregularidades en el operativo que se desarrolló en la vivienda de Nisman la noche del 18 de enero, donde fue encontrado muerto, cuatro días después de denunciar a la presidenta argentina, Cristina Fernández, por encubrimiento de terroristas.
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La joven, que ejerció de testigo imparcial del operativo -requisito habitual en este tipo de casos en Argentina-, explicó que presenció cómo los agentes repasaron la documentación esparcida sobre la mesa de Nisman, tocaron el teléfono del fiscal, usaron los baños y la cafetera.
'Tomaban mate y pidieron medialunas. Tocaban todo. Había unas cincuenta personas. La fiscal preguntaba ¿la cortamos acá y la seguimos mañana?', señaló Fernández.
Además, agregó, una agente agarró un teléfono móvil de Nisman con la intención de responder porque recibía llamadas. 'Yo misma empecé a decir 'no, no, dijeron que no lo toquen, es el teléfono del tipo al que mataron'. La mina (mujer) soltó el teléfono y hubo carcajadas', añadió.
La exmujer del fiscal Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, querellante en la causa en representación de sus hijas, ha criticado duramente la forma en que se desarrolla la investigación.
Mañana, cuando se cumple un mes de la muerte de Nisman, un grupo de fiscales ha convocado una marcha silenciosa de homenaje en Buenos Aires que se prevé multitudinaria y que cuenta con el apoyo de los principales líderes de la oposición y el rechazo frontal del Gobierno.