La angustiosa búsqueda del submarino argentino San Juan, desaparecido hace un año en el Atlántico sur con 44 tripulantes a bordo, terminó el fin de semana con la ubicación de sus restos, que difícilmente podrán ser rescatados.
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El San Juan era uno de los tres submarinos de Argentina y su proceso de reparación de media vida había terminado en 2014.
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La empresa estadounidense Ocean Infinity, contratada por el Ejecutivo y que había cumplido con el tiempo acordado para la búsqueda, encontró el sumergible a 907 metros de profundidad y a 500 kilómetros de la costa argentina.
Ayer, las autoridades argentinas advirtieron que no están en capacidad de sacar el San Juan a la superficie.
“No tenemos medios para rescatar el ARA San Juan, no teníamos medios ni siquiera para bajar a las profundidades del mar y no tenemos equipamiento para extraer un buque de estas características”, dijo el ministro de Defensa, Óscar Aguad.
El ministro razonó que “no debe haber en el mundo ninguna tecnología” capaz de realizar una operación que “puede demorar años”.
Investigación
De todos modos, la decisión de remover el submarino requiere del aval de la jueza Marta Yáñez, a cargo del caso, y quien por ahora ha decidido no solicitarlo.
Yáñez explicó que, a solicitud suya, se tomaron 67,000 fotografías y registros fílmicos de la escena, con los que se reconstruirá en tierra “una suerte de maqueta que permita dar paso a eventuales pericias”.
La jueza agregó que sospecha que una falla mal reparada pudo haber causado la tragedia. “En julio de 2017, cuatro meses antes del último viaje, el submarino había tenido una falla con la válvula que abre y cierra el snorkel. Hay que determinar qué ocurrió con esa reparación”, indicó.
Los familiares de los 44 tripulantes del submarino se manifestaron ayer exigiendo que se reflote la nave.