Dominique Strauss-Kahn regresó ayer a Francia por primera vez desde que las acusaciones de intento de violación de una mucama en Nueva York desataron un escándalo que acabó con sus posibilidades de competir en las elecciones presidenciales francesas.
Los fiscales estadounidenses retiraron posteriormente las acusaciones contra Strauss-Kahn, exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, debido a dudas sobre la credibilidad de su acusadora.
Pero el asunto le costó su trabajo a Strauss-Kahn al frente del FMI y expuso su vida personal a un escrutinio mundial que manchó su imagen y dejó dividida a la izquierda francesa sobre lo que deberá hacer ahora. Su regreso a casa, ampliamente cubierto por los medios de comunicación, reflejó cuán grande es su influencia nacional.
Sonriente y saludando con la mano en silencio, Strauss-Kahn bajó de un vuelo de la aerolínea Air France en el aeropuerto, convertido en un hombre diferente de quien hace apenas cuatro meses era el favorito en las encuestas para derrotar al presidente Nicolas Sarkozy en las elecciones de 2012.
Pocos esperan que Strauss-Kahn regrese pronto a la política francesa, pero sus seguidores estaban esperando ansiosamente su regreso después de tres meses de un drama legal en Estados Unidos, que vieron como injustamente hostil hacia él. Lo acompañó su esposa Anne Sinclair. Strauss-Kahn renunció a su puesto como director gerente del FMI.
Pasó casi una semana en prisión, seis semanas de arresto domiciliario y cerca de dos meses tuvo prohibido salir de EUA. La fiscalía de Manhattan decidió retirar los cargos en agosto, argumentando que dudaba de la credibilidad de la mucama Nafissatou Diallo, una inmigrante de Guinea.