Washington, Estados Unidos.
La frustración de los republicanos con Donald Trump alcanzó nuevas alturas mientras los líderes de su partido en el Capitolio y en la Trump Tower en Nueva York luchaban por persuadir al candidato presidencial que abandone tácticas divisivas que han ocasionado una caída en los sondeos y en lo moral.
El presidente del partido, Reince Priebus, ha acudido a los hijos adultos del multimillonario para que presten ayuda entre nuevas señales de una campaña en problemas.
Ayer, la campaña del candidado republicano reconoció que el equipo de Trump está dividido en materia de respaldar la campaña reelectoral de Paul Ryan, pero prometió que el magnate, si llega a la Casa Blanca, colaborará con el legislador republicano.
“Hay un conflicto interno en la campaña de Trump”, dijo el presidente de campaña del multimillonario, Paul Manafort a la cadena ABC. A diferencia de Trump, el candidato a vicepresidente Mike Pence sí respaldó a Ryan el miércoles.
El candidato republicano y sus colaboradores están negando desde ese mismo día las insinuaciones de que la campaña esté en crisis o sumida en el caos, ante las informaciones sobre el aumento de la frustración y el enfado entre muchos líderes republicanos a causa de las actitudes erráticas e impredecibles del magnate. Aunque contempló abiertamente la posibilidad de una derrota en noviembre. “¿No sería vergonzoso perder ante la deshonesta Hillary Clinton? Eso sería terrible”, dijo durante un acto de campaña en Florida. Pero insistió en que “nunca hemos estado tan unidos”.
Su enfrentamiento con los padres musulmanes de un soldado estadounidense muerto en Irak y su negativa a respaldar al presidente de la Cámara baja, Paul Ryan, que se enfrenta a elecciones primarias en su estado de Wisconsin este mes para renovar su escaño, parecen haber agotado la paciencia de varios líderes del partido.
El presidente de la Cámara de Representantes dejó la puerta abierta a retirar en un futuro su apoyo a Trump si lo considera necesario.
La frustración de los republicanos con Donald Trump alcanzó nuevas alturas mientras los líderes de su partido en el Capitolio y en la Trump Tower en Nueva York luchaban por persuadir al candidato presidencial que abandone tácticas divisivas que han ocasionado una caída en los sondeos y en lo moral.
El presidente del partido, Reince Priebus, ha acudido a los hijos adultos del multimillonario para que presten ayuda entre nuevas señales de una campaña en problemas.
Ayer, la campaña del candidado republicano reconoció que el equipo de Trump está dividido en materia de respaldar la campaña reelectoral de Paul Ryan, pero prometió que el magnate, si llega a la Casa Blanca, colaborará con el legislador republicano.
“Hay un conflicto interno en la campaña de Trump”, dijo el presidente de campaña del multimillonario, Paul Manafort a la cadena ABC. A diferencia de Trump, el candidato a vicepresidente Mike Pence sí respaldó a Ryan el miércoles.
El candidato republicano y sus colaboradores están negando desde ese mismo día las insinuaciones de que la campaña esté en crisis o sumida en el caos, ante las informaciones sobre el aumento de la frustración y el enfado entre muchos líderes republicanos a causa de las actitudes erráticas e impredecibles del magnate. Aunque contempló abiertamente la posibilidad de una derrota en noviembre. “¿No sería vergonzoso perder ante la deshonesta Hillary Clinton? Eso sería terrible”, dijo durante un acto de campaña en Florida. Pero insistió en que “nunca hemos estado tan unidos”.
Su enfrentamiento con los padres musulmanes de un soldado estadounidense muerto en Irak y su negativa a respaldar al presidente de la Cámara baja, Paul Ryan, que se enfrenta a elecciones primarias en su estado de Wisconsin este mes para renovar su escaño, parecen haber agotado la paciencia de varios líderes del partido.
El presidente de la Cámara de Representantes dejó la puerta abierta a retirar en un futuro su apoyo a Trump si lo considera necesario.