Un policía estadounidense que sacó su arma para detener a adolescentes negros que organizaban una fiesta en una piscina en Texas renunció a su cargo tras una difusión masiva de las imágenes en internet.
El video sobre el incidente en la pequeña ciudad de McKinney, 50 km al norte de Dallas, se volvió viral y agitó el debate sobre el uso excesivo de la fuerza por policías blancos cuando deben actuar contra sospechosos negros.
Tras ser suspendido el agente acusado, Eric Casebolt, decidió renunciar informó el martes a la prensa el jefe de la policía de McKinney, Greg Conley.
'Nuestra política, nuestro entrenamiento, nuestra práctica, no respaldan estas acciones', dijo Conley durante una conferencia de prensa. Cuando el agente llegó estaba 'fuera de control y, como muestra el video, estaba fuera de control durante el incidente', añadió.
Un video filmado por uno de los adolescentes y publicado en YouTube muestra a Casebolt gritando obscenidades a los jóvenes mientras les ordena tirarse al suelo.
En una escena caótica, en la que se pueden ver a jóvenes corriendo alrededor de una piscina para escapar, Casebolt aparece tirando a una chica en traje de baño al piso, y luego sacando su pistola cuando dos adolescentes negros se acercaban para intentar ayudarla.
Las autoridades lanzaron una investigación tras enterarse de la existencia del video, que además de internet fue difundido por varias cadenas de televisión en Estados Unidos. 'En el incidente 'hemos visto a doce policías actuar en el lugar, y once de ellos se comportan de acuerdo con la formación que han recibido', señaló el jefe policial Conley al hacer recaer toda la responsabilidad sobre Eric Casebolt.
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Según la policía la comunidad pidió que uniformados acudieran al lugar porque un grupo de jóvenes que no estaban invitados a la fiesta se habían apoderado de la piscina y se negaban a irse.
En los últimos meses varios casos de abusos y uso excesivo de fuerza por policías, en particular contra miembros de comunidades negras y de otras minorías, han suscitado protestas, algunas tan violentas que hasta el gobierno demócrata del presidente Barack Obama debió pronunciarse abiertamente.