Pretoria, Sudáfrica.
El Día de la Reconciliación que celebró Sudáfrica ayer estuvo dedicado también a Nelson Mandela con la inauguración de una estatua gigante frente a la sede del Gobierno del héroe de la lucha contra el apartheid fallecido hace 10 días.
Un Mandela sonriente y con los brazos abiertos en señal de conciliación, de 4.5 toneladas de bronce y nueve metros de altura, se presentó como la escultura más grande del mundo dedicada al ícono de la lucha contra el apartheid.
El presidente sudafricano, Jacob Zuma, encargado de presentarla frente a Unión Buildings, explicó que la postura de Mandela “denota que Sudáfrica ahora es un país democrático, abraza a toda la nación, y nos invita a unirnos”, a diferencia de otras representaciones que suelen mostrarlo con el puño en alto.
La ceremonia de presentación de la escultura, firmada por los sudafricanos Andre Prinsloo y Ruhan Janse van Vuuren, estaba prevista desde hacía tiempo para el 16 de diciembre, cuando Sudáfrica celebra la caída del régimen racista del apartheid, en 1994, el “Día de la Reconciliación”.
Pero, casualidades del destino, coincidió con el día siguiente del entierro de Mandela en la localidad de Qunu, donde pasó su infancia, y tras una semana de ceremonias oficiales en su honor por toda Sudáfrica.
Falso intérprete
El intérprete de lengua de signos de la ceremonia de homenaje de Nelson Mandela negó ayer tener un pasado criminal, como lo afirmaron medios sudafricanos.
“Son tonterías”, dijo durante una conversación telefónica, refiriéndose a un artículo publicado en el semanario sudafricano Sunday Times el domingo.
El Sunday Times afirmó que Thamsanqa Jantjie, que acompañó con sus gestos los discursos de los más poderosos líderes del planeta y miembros de la familia de Mandela, admitió haber participado en un asesinato colectivo en 2003. “Es algo colectivo, lo que llamamos justicia de masa, y yo también estuve allí”, dijo al Sunday Times. AFP