Los médicos le decían que era un niño “consentido”, pero el estadounidense Liam Pierce, sabía que detrás de su rechazo a los alimentos se escondía algo más que un capricho.
Por 12 años, este joven se limitó a comer sopa, salsa, mermelada y pizza de tomate. Toleraba los frijoles solo si llevaban tomate, y por supuesto también se los comía al natural, ninguna otra fruta o vegetal, solo los tomates.
Su madre, buscó ayuda médica sin embargo, le llevó vario tiempo hasta que llegó el diagnóstico real: Liam sufría un trastorno psiquiátrico.
| Síndrome
Cerca de un 12% de los niños de tres años sufren el síndrome de alimentación selectiva de forma persistente.
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El médico le informó a los padres del menor que la enfermedad que éste sufría era rara y poco conocida: el “síndrome de la alimentación selectiva” (también conocido como SED).
Se trata, según los expertos, de una neofobia alimentaria que afecta principalmente a niños y que se puede extender hasta la adolescencia.
La principal consecuencia es la deficiencia nutricional, que puede perjudicar el desarrollo neuronal e intelectual, el crecimiento, las defensas y el rendimiento académico, explicó Jesús Román, presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca).
“El SED significa que no tienes más de 15 sabores (registrados)”, dijo Liam.
“Es muy difícil de explicarlo porque mucha gente no conoce este trastorno”, agregó.
Según el Real Colegio de Psiquiatras de Reino Unido, cerca de un 12% de los niños de tres años lo sufren de forma persistente y son extremadamente caprichosos con la comida, pero menos del uno por ciento lo desarrollan en la adultez.
De acuerdo con la Revista Británica de Psicología Infantil Clínica y Psiquiatría, el síndrome de la alimentación selectiva es “un fenómeno muy poco estudiado que puede resultar en aislamiento social, ansiedad y conflictos”.
Jennifer Radigan sólo se alimenta de papas fritas y queso y se horroriza ante la idea de comer verduras y carne.
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Liam asegura que cuando leyó en los medios sobre otros casos comprendió que él también podría estar sufriendo lo mismo. Y comenzó a investigar sobre el tema. El joven se encontró con el caso de la adolescente británica de 17 años, Jennifer Radigan, quien sólo se alimenta de papas fritas y queso y se horroriza ante la idea de comer verduras y carne.
Aunque una de las principales consecuencias de este trastorno sea la deficiencia nutricional, el nutricionista Jesús Román señala que este síndrome, al igual que la anorexia y la bulimia, es psiquiátrico.
“Es un trastorno psiquiátrico que no se trata nutricionalmente. El tratamiento es basicamente psiquiátrico”, explica el nutricionista. “La ayuda nutricional es fundamental sobre todo en casos en los que el paciente necesite una recuperación física, pero el tratamiento es psicológico y psiquiátrico como con la anorexia y la bulimia”.
Cura. Por suerte, la historia de Liam tiene final feliz. Hace dos semanas, comenzó a incluir nuevos alimentos en su dieta.
Y el cambio, asegura, se debe a una terapia de hipnosis.
“En las últimas semanas he probado más de 50 cosas nuevas”, dijo Liam.
“Es liberador saber que ha superado el trastorno y ver que tiene interés en la comida, en probar nuevos alimentos. Nos ha cambiado la vida”, declaró su madre.
Algunos estudios en Estados Unidos encontraron miles de casos que responden a los criterios de este desorden alimenticio.
Con información de BBC