17/11/2025
06:32 PM

Papa: ¿Qué andarán haciendo las monjas que no pueden atender?

Francisco ha llamado a un convento de Lucena para felicitar el Año Nuevo. Este fue el mensaje que dejó en el contestador, aunque volvió a llamar más tarde.

Ciudad del Vaticano, El Vaticano.

Sorpresa con mayúsculas es lo que sintió la priora de la congregación de las Carmelitas Descalzas que llevan una vida de clausura en el convento de Lucena, Sor Adriana de Jesús Resucitado, cuando escuchó el mensaje telefónico que el mismísimo Papa Francisco les había dejado durante la mañana del día de Nochevieja.

El Pontífice las llamó minutos antes del mediodía para saludarlas con motivo del Año Nuevo y trasladar sus buenos deseos para ellas y todo el municipio cordobés.

'¿Qué andarán haciendo las monjas que no pueden atender? Soy el Papa Francisco, quiero saludarlas en este fin de año. Veré si más tarde las puedo llamar. Que Dios os bendiga', es el mensaje que más tarde Sor Adriana pudo escuchar.

Escucha el mensaje de las monjas

Sor Adriana, priora del convento, ha asegurado en La Mañana de Cope que 'estábamos con el rezo de sexta, eran las 11.45 horas. Cuando pude acercarme al contestador literalmente 'me quería morir'. Nuestra amistad es de hace quince años pero jamás pensamos que el Papa se iba a acordar de nosotras'.

Fueron horas de incertidumbre, de espera y de pensar ¿y ahora qué? ¿qué hacemos? 'Llamé al obispo, al vicario, comenté lo que había pasado. A través del Nuncio me facilitaron un teléfono pero no pude contactar con él. Yo pensaba que el Papa estaría ocupadísimo'.

Pero la espera mereció la pena: a las 19.15 el teléfono volvió a sonar. 'Le pedí permiso para hablar con el manos libres para que escucháramos todas. Nos trasladó el mensaje de que no nos dejáramos robar la esperanza porque la tristeza lleva a la pereza espiritual, a la desesperanza. Recordó su encíclica en la que asegura que el alimento más sustancioso del demonio es la tristeza del hombre'.

Sor Adriana ha destacado además «la sencillez y la cercanía» del pontífice. 'El ir a buscar a las 99 ovejas que se han ido, el movilizar a la gente por interesarnos por el hermano'.

¿Y qué pretendía el Papa Francisco con este mensaje? 'Que todo el que se relacionase con este monasterio le hiciésemos llegar su saludo cordial y bendición'.

Francisco insta a los jesuitas a no predicar a 'bastonazos inquisitorios'

El papa Francisco predicó el viernes en favor de la 'suavidad' y contra 'los bastonazos inquisidores', al celebrar en Roma una misa por el padre francés Pierre Favre (1506-1546), su modelo preferido de jesuíta, declarado santo el mes pasado.

'El Evangelio se anuncia con suavidad, fraternidad y amor' y no 'con bastonazos inquisidores, con condenas', dijo el sumo pontífice durante una misa celebrada en la Iglesia de Jesús, donde está enterrado el fundador de la Compañía de Jesús, Ignacio de Loyola.

En su homilía pidió a los jesuitas que 'no se centren en sí mismos' y que como lo hizo el sacerdote Pierre Favre, nunca pierdan 'el deseo de cambiar al mundo'.

El 17 de diciembre pasado, cuando cumplió 77 años, Francisco, el primer papa jesuita en la historia de la Iglesia católica, había declarado santo a este sacerdote, originario de Saboya y amigo de Ignacio de Loyola, durante un procedimiento acelerado, sin que fuera necesaria una ceremonia de canonización.

Jorge Mario Bergoglio celebró la misa en presencia entre otros del prefecto de la Congregación de las causas de los santos, el cardenal Angelo Amato, del obispo de Annecy (Saboya, Francia), monseñor Yves Boiniveau, y de 350 miembros de la Compañía de Jesús.

El Papa argentino quería que este religioso, que había permanecido a la sombra de sus célebres contemporáneos jesuitas, los Santos Ignacio y Francisco Javier, fuese proclamado santo

Foto: La Prensa

Papa dice que un Instituto religioso debe aceptar a pecadores, no a corruptos

El papa Francisco aseguró que un Instituto religioso debe aceptar 'a los pecadores, pero no a los corruptos', durante un encuentro con la Unión de Superiores Generales (USG) de los Institutos religiosos masculinos al final de su 82ª Asamblea General el pasado mes de noviembre.

La revista católica 'La Civiltà Cattolica' publica hoy bajo el titulo '¡Despierten al mundo!' y firmado por Antonio Spadaro S.J. quince páginas sobre dicho encuentro con el papa del que el autor dice que su pensamiento tiene un ritmo a 'olas' progresivas.

Al abordar el tema de la formación de los religiosos, el papa afirmó que 'la formación es una obra artesanal, no policíaca. Tenemos que formar el corazón. De otro modo formamos pequeños monstruos. Y después, estos pequeños monstruos forman al pueblo de Dios. Esto realmente me pone la piel de gallina'.

Además, -dijo- el formador tiene que pensar que la persona en formación será llamada a cuidar el Pueblo de Dios.

Spadaro explica que en realidad, los Superiores habían pedido solamente un breve encuentro de saludo, pero el pontífice quiso dedicar al diálogo toda la mañana.

'La Iglesia debe ser atractiva- aseveró-. ¡Despertar al mundo! ¡Sean testimonio de un modo distinto de hacer, de actuar, de vivir! Es posible vivir de un modo distinto en este mundo'.

Y comentó que 'la vida es compleja, está hecha de gracia y de pecado. Si uno no peca, no es hombre. Todos nos equivocamos y tenemos que reconocer nuestra debilidad. Un religioso que se reconoce débil y pecador no contradice el testimonio que está llamado a dar, sino que sobre todo lo refuerza, y esto hace bien a todos. Por lo tanto, esto que me espero es el testimonio'.

Spadaro añade que el papa tocó uno de los puntos clave de su pensamiento: 'Yo estoy convencido de una cosa: los grandes cambios de la historia se realizan cuando la realidad fue vista no desde el centro, sino desde la periferia'.

Es necesario, según el papa, conocer la realidad por experiencia, dedicando un tiempo para ir a la periferia para conocer de verdad la realidad y lo vivido por la gente. Si esto no ocurre, entonces, 'se corre el riego de ser abstractos ideólogos o fundamentalistas, y esto no es sano'.

En cuanto al apostolado juvenil, señaló que 'se necesita un nuevo lenguaje, un nuevo modo de decir las cosas. Hoy Dios nos pide esto: salir del nido que nos contiene para ser enviados' pues 'es el modo más concreto de imitar a Jesús'.

Preguntado sobre cuál es la prioridad de la vida consagrada, respondió Francisco: 'La profecía del Reino, que no es negociable' y añadió que 'ser profetas a veces puede significar hacer ruido, no se cómo decir... la profecía hace rumor, ruido, algunos dicen 'lío', pero en realidad, su carisma es aquél de ser levadura: la profecía anuncia el espíritu del Evangelio'.

El papa fue interpelado sobre el tema de las vocaciones que van creciendo en África y Asia.

El papa Francisco -refiere Spadaro- dijo que es consciente de que ha cambiado la geografía de la vida consagrada y que 'todas las culturas tienen la capacidad de ser llamadas por el Señor'.

'Quizás, alguna vez, no eran tan fecundas, pero ahora lo son- mantuvo Bergoglio. Esto nos obliga naturalmente a repensar la inculturación del carisma'.

'No estoy hablando de adaptación folclórica a las costumbres - continuó el papa- es una cuestión de mentalidad, de modo de pensar, por ejemplo: hay pueblos que piensan de manera más concreta que abstracta, o que al menos tienen un tipo de abstracción distinta de aquella occidental'.

Y dijo que él mismo como provincial de los jesuitas en Argentina vivió esta diferencia.

'No puedo formar a un religioso sin tener en cuenta su vida, su experiencia, su mentalidad, su contexto cultural. Este es el camino'.

Esto hicieron -dijo- los grandes misioneros religiosos.

Y citó 'las extraordinarias aventuras del jesuita español Segundo Llorente (León-Washington, 1906-1989), tenaz y contemplativo misionero en Alaska que no sólo aprendió el idioma, sino que tomó el pensamiento concreto de su gente'.

El papa Francisco es realmente consciente de los riesgos, también en términos de 'reclutamiento vocacional', de las iglesias más jóvenes, señala Spadaro.

Recordó que en 1994, en el contexto del Sínodo ordinario, los obispos filipinos denunciaron la 'trata de novicias', es decir, la masiva llegada de congregaciones extranjeras que abrían casas en el archipiélago para reclutar vocaciones y trasplantarlas a Europa. EFE