Arabia Saudí se vio golpeada por tres atentados suicidas, uno de ellos en la ciudad santa de Medina, donde murieron cuatro guardias de seguridad, a pocos días de que termine el mes de ayuno del ramadán.
Los ataques, cometidos el lunes, no han sido reivindicados, aunque las sospechas apuntan al grupo yihadista Estado Islámico (Isis), que animó a sus huestes a perpetrar atentados durante el mes santo musulmán del ramadán. En las últimas semanas reivindicó o se le atribuyeron masacres en Orlando, Estambul, Daca y Bagdad.
El atentado de Medina se produjo durante las oraciones del atardecer en la Mezquita del Profeta, donde está enterrado Mahoma. Según el ministerio del Interior, en el ataque murieron cuatro agentes de seguridad y cinco resultaron heridos.
'Las fuerzas de seguridad sospecharon de un hombre que se dirigía a la Mezquita del Profeta cuando estaba en el estacionamiento del lugar. Cuando intentaron detenerlo, se hizo explotar detonando un cinturón explosivo que portaba, lo que provocó su propia muerte y la de cuatro agentes', señalaron las autoridades en un comunicado.
El blanco del ataque causó una profunda indignación, y la universidad de Al Azhar, la más alta autoridad sunita, con sede en El Cairo, no tardó en condenarlo, destacando 'la santidad de las casas de Dios, en particular la Mezquita del Profeta'.
'Este crimen, que le pone a uno los pelos de punta, no podría haber sido perpetrado por alguien que tenga un átomo de fe en su corazón', dijo Abdulá al Sheij, jefe del principal órgano asesor de la monarquía saudí.
'Los terroristas ya no tienen líneas rojas. Los sunitas y los chiitas seguiremos siendo víctimas a menos que permanezcamos unidos', comentó en Twitter el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif.