Mujeres violadas masivamente por soldados y exparamilitares rindieron declaración ayer en el octavo día de audiencias ante el tribunal que juzga al exdictador Efraín Ríos Montt por genocidio y delitos contra los deberes de humanidad.
Con la cabeza cubierta, la primera testigo dijo ante el Tribunal de Sentencia de Mayor Riesgo que “a mi hija la tuvieron entre cuatro. Lo que hicieron fue que la violaron, sí los cuatro, cuando vieron que llegué, huyeron. Fueron los soldados”. El Tribunal le había pedido previamente a la prensa no revelar los nombres ni identidades de las víctimas.
Las testigos de la etnia ixil respondieron en voz baja apoyadas por una psicóloga y un traductor del ixil al español las preguntas que les hicieron fiscales y abogados.
“La violencia sexual fue un arma de guerra para desarmar a las comunidades y matar la semilla. Estamos acá para apoyar a las víctimas. Reconocemos su valentía por romper el silencio por la violencia sexual sufrida”, dijo Sandra Morán, activista en favor de las mujeres.
El general Ríos Montt es procesado junto con su entonces jefe de Inteligencia José Rodríguez por la muerte de al menos 1,771 indígenas de la etnia ixil en el departamento de Quiché durante su gobierno de facto entre el 23 de marzo de 1982 y el 8 de agosto de 1983.