Setenta y dos personas murieron en el incendio de una fábrica de zapatos en el área metropolitana de Manila, donde según los familiares de las víctimas se explotaba a los trabajadores y no había medidas para prevenir incendios.
Los bomberos y la policía sacaron este jueves decenas de cuerpos de las ruinas del edificio de dos plantas, un día después de que las llamas atraparan a los empleados que, al parecer, no habían recibido formación para evacuar el lugar en caso de fuego.
'Muchos de los rescatados han quedado reducidos a calaveras y huesos', dijo el jefe de la policía nacional, Leonardo Espina, en la que las autoridades confirmaron el balance de 72 fallecidos. 'Alguien será inculpado por las muertes. No importa si se trata de un accidente, hay gente muerta. Estamos investigando para aclarar qué ocurrió. Seguro, alguien será inculpado', agregó.
Se cree que el incendio se desencadenó después de que un material inflamable almacenado prendiera fuego por las chispas de un soldador que se estaba utilizando para arreglar una puerta.
Los empleados cobraban un sueldo inferior al salario mínimo, trabajaban rodeados de productos químicos y no estaban informados sobre las normas de seguridad contra incendios, denunciaron los supervivientes y los familiares de los trabajadores.
Los familiares de las víctimas exigen justicia por la muerte de las 72 personas.
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Un superviviente, Lisandro Mendoza, de 23 años, dijo que escapó por una puerta trasera pero que la compañía no les había instruido sobre las normas de seguridad ni habían realizado ningún simulacro de incendio en los últimos cinco meses, el tiempo que él llevaba trabajando allí.
'Corríamos sin saber exactamente a dónde ir', declaró Mendoza, que contó que trabajaba 12 horas al día, los siete días de la semana, por 3.500 pesos (79 dólares), mezclando componentes químicos.
Los incendios mortales son frecuentes en las áreas pobres de Filipinas, aunque suelen producirse en viejas viviendas que no cuentan con las medidas de seguridad contra incendios.