Opositores y seguidores del presidente Nicolás Maduro comenzaron a movilizarse este miércoles para medir sus fuerzas en la calle, entre temores de nuevos brotes de violencia y una agudización de la grave crisis política y económica que sufre Venezuela.
Los enfrentamientos entre colectivos chavistas y manifestantes opositores ocasionaron la muerte de un joven opositor en una jornada que se prevé de alta tensión.
El manifestante herido fue trasladado a un centro asistencial en estado grave.
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La oposición convocó a 'la madre de todas las marchas', la sexta en abril, para exigir elecciones generales y respeto al Parlamento, único de los poderes públicos que controla.
Sin embargo, ya se registraron los primeros enfrentamientos entre colectivos chavistas y los manifestantes, así como la represión brutal de las fuerzas de seguridad venezolanas.
'Que suba la presión contra la dictadura', llama la oposición en las redes sociales. Vestidos de blanco, grupos de sus seguidores empiezan a concentrarse en varios puntos de Caracas.
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La tensión está al tope. La noche del martes Maduro activó un operativo militar, policial y civil para 'derrotar el golpe de Estado', del que acusa a la oposición y a Estados Unidos.
'Estamos en horas cruciales del destino de nuestra patria y voy a estar al frente de esta batalla', dijo el presidente socialista, acompañado del alto mando político y militar, en un mensaje retransmitido este miércoles en radio y televisión.
Contingentes militares restringían o bloqueaban importantes accesos a Caracas y vigilaban puentes y vías de varias zonas de la ciudad. Una veintena de estaciones del metro y varios negocios en el este estaban cerrados, constataron periodistas de AFP.
El gobierno acusa a la oposición de 'terrorismo' y ésta a las fuerzas de seguridad de represión y torturas. La ola de protestas deja cinco muertos, decenas de heridos y más de 200 detenidos.
Maduro convocó al chavismo a salir a las calles para medir fuerzas contra la oposición.
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Inquietud internacional
Preocupados, once países latinoamericanos pidieron al gobierno chavista 'garantizar' el derecho a protestar pacíficamente, lo que la cancillería calificó de 'burda interferencia'. Estados Unidos lanzó una dura advertencia a los funcionarios públicos venezolanos de desistir de la represión.
El jefe legislativo Julio Borges pidió entonces a los militares ser 'leales' sólo a la Constitución, tras lo que Maduro lo acusó de liderar el 'llamado golpista' y la rebelión, y lo amenazó con procesarlo judicialmente.
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En lo que la oposición y algunos gobiernos interpretaron como intimidación, el mandatario anunció además la ampliación de las milicias a 500.000 civiles, cada uno con un fusil.
Los opositores volvieron a la calle el 1 de abril luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) asumiera las competencias del Parlamento y retirara la inmunidad a los diputados, desatando una protesta diplomática internacional que dos días después lo hizo dar marcha atrás.
La oposición denunció esos fallos como un 'golpe de Estado' pero ese episodio la reanimó, superando aparentemente sus divisiones internas y recobrando apoyo popular que perdió tras fracasar su plan de revocar a Maduro en un referendo.