Bogotá, Colombia.
El sueño de toda quinceañera es celebrar a lo grande su cumpleaños. Con chambelanes, un vestido estilo princesa y ser la envidia de todas las chicas, ese anhelo lo vio cumplido Magali González Sierra.
Ayer sábado se realizó la fiesta, no asistieron James Rodríguez, Falcao García ni el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, pero el sueño de verla como a una princesa es para sus padres la dicha de disfrutar un año más de vida de Magali.
Fue un cumpleaños de lujo, pese a que la joven vive atrapada en el cuerpo de una anciana de 90 años, ella se mostró sonriente, feliz, no se la creía.
En el barrio El Cabuyal, en Candelaria (Valle), todos saben quién es Magali, la niña que hasta hace un par de años jugaba con los niños de su calle, publica el diario El Tiempo de Colombia. Por su enfermedad ha vivido rodeada del cariño y de los medios de comunicación que le han dado seguimiento a su caso.
No pierden las esperanzas
La casa de los González Sierra es humilde pero digna. No hay abundancia, pero tampoco falta la comida. José Eider trabaja arduamente como jornalero en un cultivo de caña de la zona, mientras Sofía se encarga de los quehaceres del hogar y de atender a Magali y a su hermanita.
La joven que tiene su piel arrugada, le falta el cabello y que ha sufrido varios infartos, nació en un lejano poblado del Valle del Cauca.
“Su piel se deterioró, sus huesos se pusieron muy débiles y la niña empezó a perder su cabello, no sabíamos qué pasaba”, comenta el padre de la menor, quien tiene pocas esperanzas de vida, pero lucha como toda una guerrera.
La progeria es una enfermedad genética de la infancia extremadamente rara, presenta envejecimiento brusco y prematuro en niños entre su primer y segundo año de vida. Esta rara afección afecta a uno de cada 7 millones de recién nacidos vivos.
El sueño de toda quinceañera es celebrar a lo grande su cumpleaños. Con chambelanes, un vestido estilo princesa y ser la envidia de todas las chicas, ese anhelo lo vio cumplido Magali González Sierra.
Ayer sábado se realizó la fiesta, no asistieron James Rodríguez, Falcao García ni el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, pero el sueño de verla como a una princesa es para sus padres la dicha de disfrutar un año más de vida de Magali.
Fue un cumpleaños de lujo, pese a que la joven vive atrapada en el cuerpo de una anciana de 90 años, ella se mostró sonriente, feliz, no se la creía.
En el barrio El Cabuyal, en Candelaria (Valle), todos saben quién es Magali, la niña que hasta hace un par de años jugaba con los niños de su calle, publica el diario El Tiempo de Colombia. Por su enfermedad ha vivido rodeada del cariño y de los medios de comunicación que le han dado seguimiento a su caso.
 Debido a su condición Magali tiene que usar una silla de ruedas. Ayer sábado se mostró feliz durante su fiesta de quince años.
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No pierden las esperanzas
La casa de los González Sierra es humilde pero digna. No hay abundancia, pero tampoco falta la comida. José Eider trabaja arduamente como jornalero en un cultivo de caña de la zona, mientras Sofía se encarga de los quehaceres del hogar y de atender a Magali y a su hermanita.
La joven que tiene su piel arrugada, le falta el cabello y que ha sufrido varios infartos, nació en un lejano poblado del Valle del Cauca.
“Su piel se deterioró, sus huesos se pusieron muy débiles y la niña empezó a perder su cabello, no sabíamos qué pasaba”, comenta el padre de la menor, quien tiene pocas esperanzas de vida, pero lucha como toda una guerrera.
La progeria es una enfermedad genética de la infancia extremadamente rara, presenta envejecimiento brusco y prematuro en niños entre su primer y segundo año de vida. Esta rara afección afecta a uno de cada 7 millones de recién nacidos vivos.
 Un show de lujo se desarrolló durante la fiesta, todos estaban felices por Magali.
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  La joven recibe a diario el cariño de familiares y hasta de las personas que la auxilian cuando su salud empeora.
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 Los anhelos de Magali González se hicieron realidad. Aquí cuando la estaban vistiendo para sus 15 años.
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 Luciendo lápiz labial y sombras, así llegó la quinceañera a la fiesta. Aunque ella no bailara, quizo que todos se divirtieran.
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