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El ultraderechista Jair Bolsonaro investido presidente de Brasil

  • 01 enero 2019 /

Llega a la Presidencia con una popularidad de 75%.

Brasilia, Brasil.

El ultraderechista Jair Bolsonaro, electo en octubre con un programa de lucha contra la corrupción y la criminalidad, fue investido este martes presidente de Brasil.

Bolsonaro, un excapitán del Ejército, de 63 años, y su vicepresidente, el general retirado Antonio Hamilton Mourao, pronunciaron su 'compromiso constitucional' en el Congreso, por un mandato de cuatro años (2019-22).

A lo largo de su carrera ha cuestionado la democracia, ha defendido la dictadura militar (1964-1985) y sus métodos de tortura, y se ha proclamado a favor de la flexibilización de la posesión de armas para combatir la delincuencia.

Bolsonaro 1

Esas posiciones lo convirtieron antes de su victoria en una de las personalidades que generaban mayor rechazo, pero también mayor apoyo en un electorado que lo ve como el gobernante de mano dura capaz de guiar a un país agobiado por la crisis económica, los escándalos de corrupción y el auge de la criminalidad.

Llega a la Presidencia con una popularidad de 75%.

Alto y de modos toscos, Bolsonaro tuvo una corta y poco exitosa carrera militar que abandonó en 1988, con el grado de capitán, para entrar en la política. Electo concejal en Rio de Janeiro, dejó el curul en 1990 para candidatearse al Congreso, donde permaneció por siete períodos consecutivos.

De sus decenas de proyectos propuestos en 27 años en el legislativo, apenas tres miraban al área económica y uno era sobre educación. La mayoría trató temas militares y de seguridad. Prolífico pero sin respaldo, sólo dos de los textos en los que participó fueron aprobados en la Cámara.

Bolsonaro 2

Pero Bolsonaro fue abriéndose espacio en un Brasil que había elegido durante cuatro períodos consecutivos a líderes de izquierda para comandar el país. Subestimado cuando lanzó su apuesta presidencial, fue cohesionando una base, principalmente gracias a su profusa actividad en las redes sociales.

Sus publicaciones ganan miles de apoyos en cuestión de minutos y su atípica campaña electoral sin maquinaria partidista se probó exitosa.

Tanto que fue un candidato virtual durante el último mes de la contienda, después que una puñalada en el abdomen durante un mitin lo mantuviera hospitalizado y convaleciente durante semanas.