Minutos después de culminar la fiesta de su boda, la pareja se enfrascó en una discusión que acabó con la vida de ambos.
Foto: La Prensa
Indiana, Estados Unidos.
La muerte sí los separó. El doctor Greg Samson originario de Indiana asesinó a su esposa, la enfermera Kelly Ecker luego de tener una fuerte discusión a pocas horas de haberse casado.
Los detalles de la llamada de la enfermera al 911 revelan lo que sucedió durante los primeros instantes de su 'luna de miel', el pasado sábado.
'Nunca pondrás tus manos en mi dinero', le gritó enfurecido el hombre a la mujer, en momentos en que la discusión se ponía cada vez más violenta.
Durante la madrugada, cuando los últimos invitados se marcharon de la casa, Kelly Ecker, una enfermera de 50 años, llamó desesperada al 911 para denunciar que su marido la estaba golpeando. Fue la primera de tres breves comunicaciones que registraron el desenlace de la fatídica noche.
Las primeras dos fueron interrumpidas por los golpes de George 'Scott' Samson, un anestesiólogo de 54 años. La tercera, por sus disparos.
'¿Qué está ocurriendo allí?', le preguntó la operadora de la policía durante el primer llamado. 'Me está dando una paliza', le respondió Kelly.
Foto: La Prensa
La pareja encontró la carpa donde se celebró la boda en las afueras de la casa del Dr. Samson.
'¿Quién?', inquirió la agente. 'Mi marido, Scott Samson. Tiene armas adentro', dijo la mujer, y la llamada se cortó.
Kelly marcó nuevamente al 911, instantes después pero colgó inmediatamente. Durante la tercera comunicación logró mantener el celular abierto.
'¡Ayuda!', gritó. La operadora preguntó entonces la dirección donde ocurría la emergencia. '4205 North Creal', atinó a decir la mujer.
Pero de pronto exclamó aterrorizada, '¡Oh mi dios!' y luego se escucha la estampida de disparos.
Foto: La Prensa
Una de las amigas de Ecker posteó una fotode la noche de la boda.
Samson asesinó a su esposa y luego se suicidó de un tiro en la cabeza con un revólver calibre 40. Era un fanático de las armas y tenía autorización para usarlas y comerciarlas. La Policía halló un arsenal en la mansión: rifles de asalto, pistolas de todo tipo y miles de municiones.
Los invitados a la fiesta contaron que la discusión era en torno a cómo administraría los bienes y el dinero. Aparentemente, él quería que cada uno conservara lo suyo, pero ella se resistía y lo sentía como una ofensa.
