Ámsterdam.
Cinco años después del derribo del avión de Malaysia Airlines MH17 en el este de Ucrania, los familiares recordaron los nombres de los 298 pasajeros en una jornada marcada por la fe en la justicia y la tristeza por el recuerdo protagonizada por girasoles, flor del campo donde cayeron los restos del aparato.
'Fue un acto vergonzoso que ha robado la vida a 298 personas inocentes. Las mentiras flagrantes y las campañas deliberadas de desinformación no deben ganar nunca a los hechos innegables', advirtió el primer ministro holandés, Mark Rutte, durante la conmemoración, como crítica a la falta de cooperación de Rusia con las investigaciones de lo ocurrido.
Son muchos los monumentos que se han instalado a lo largo y ancho de Holanda para no olvidar a los fallecidos y donde este miércoles hubo actos de conmemoración, pero solo uno reunió a todos los familiares holandeses, miembros del Gobierno, policías y fiscales: un bosque con 298 árboles plantados, uno por cada víctima mortal.
Es conocido como el parque de Vijfhuizen, ciudad colindante con el aeropuerto Schipol de Ámsterdam, desde donde partió hacia Kuala Lampur el vuelo MH17 aquel fatídico 17 de julio de 2014, tres horas antes de ser derribado por un misil tierra-aire desde el este de Ucrania, zona en conflicto controlada por fuerzas separatistas prorusas.
Para hacer inamovible el recuerdo colectivo de la tragedia, se ha levantado una especie de bosque en Vijfhuizen en el que cada árbol lleva escrito el nombre de uno de los fallecidos para representar la tumba simbólica, donde los familiares puedan llorar a sus seres queridos y, año tras año, repetir en voz alta los nombres de los suyos.
El monumento está rodeado de girasoles, algunos plantados con semillas recogidas del mismo campo de Grábovo, en el este de
Ucrania, paisaje que estaba cubierto por estas flores doradas el día que cayeron los restos humanos y las piezas carbonizadas del avión, después de que el aparato estallara en el aire tras ser alcanzado por el misil.
En su discurso, Rutte recordó el día cuando llegaron los cuerpos de los fallecidos al aeródromo de Eindhoven (sur) y aquella larga procesión fúnebre sobre una autopista, cuyas imágenes se repiten hoy en todas las televisiones del país, y advirtió, minutos antes de comenzar la lectura, que 'al decir en alto los nombres de las víctimas, mantenemos vivo el recuerdo'.
Al gran acto de conmemoración, en el primer día soleado de la semana, acudieron también los reyes Guillermo Alejandro y Máxima, que participaron en este evento de carácter privado, solo accesible a los familiares y amigos invitados oficialmente.
Por la mañana, decenas de personas estuvieron en el parque de Hilversum, ciudad del centro del país que perdió a 15 residentes en el derribo.
Hubo flores, música y discursos del alcalde, Pieter Broertjes, de familiares de víctimas, de un pastor y un poeta de una ciudad que jugó un papel importante después del desastre: los restos mortales fueron llevados al cuartel de Hilversum para su identificación.
'Por fin tenemos el nombre y la cara de los
principales sospechosos. Esta larga marcha hacia la búsqueda de la verdad es necesaria para los familiares de las víctimas. Solo entonces pueden dejar de lado la tristeza y aceptar el destino. La vida continúa, aunque ningún día sea igual que antes del desastre del MH17', lamentó Broertjes.
La noticia del comienzo del juicio en marzo de 2020 y la identificación de cuatro sospechosos involucrados en aquella tragedia, fue el respiro con el que los familiares acudieron a conmemorar este año la pérdida, después de un lustro exigiendo justicia y con la esperanza cada vez más pequeña de que se pudiera llevar a los culpables ante un tribunal.
'El camino hacia la justicia se recorre con tenacidad y unidad, autocontrol y emociones controladas', añadió el primer ministro, quien celebró que el inicio de un proceso judicial por asesinato contra tres rusos y un ucraniano es 'un paso nuevo e importante'.
Al final de la ceremonia en Vijfhuizen, los familiares colocaron flores cerca del árbol plantado en nombre de su ser querido. La planta simboliza la pérdida pero también ofrece un lugar en el que llorar a aquellos que nunca recuperaron el cuerpo de su familiar para enterrarlo en una tumba.
De las 298 víctimas, 196 eran nacionales holandeses y 38 australianos.
A las 15.20 hora local (13.20 GMT), hora en la que el avión fue derribado a casi 3,000 kilómetros de Holanda, el país al completo guardó un minuto de silencio por quinta vez desde aquella tragedia, que está lejos de olvidarse.
Cinco años después del derribo del avión de Malaysia Airlines MH17 en el este de Ucrania, los familiares recordaron los nombres de los 298 pasajeros en una jornada marcada por la fe en la justicia y la tristeza por el recuerdo protagonizada por girasoles, flor del campo donde cayeron los restos del aparato.
'Fue un acto vergonzoso que ha robado la vida a 298 personas inocentes. Las mentiras flagrantes y las campañas deliberadas de desinformación no deben ganar nunca a los hechos innegables', advirtió el primer ministro holandés, Mark Rutte, durante la conmemoración, como crítica a la falta de cooperación de Rusia con las investigaciones de lo ocurrido.
Son muchos los monumentos que se han instalado a lo largo y ancho de Holanda para no olvidar a los fallecidos y donde este miércoles hubo actos de conmemoración, pero solo uno reunió a todos los familiares holandeses, miembros del Gobierno, policías y fiscales: un bosque con 298 árboles plantados, uno por cada víctima mortal.
Es conocido como el parque de Vijfhuizen, ciudad colindante con el aeropuerto Schipol de Ámsterdam, desde donde partió hacia Kuala Lampur el vuelo MH17 aquel fatídico 17 de julio de 2014, tres horas antes de ser derribado por un misil tierra-aire desde el este de Ucrania, zona en conflicto controlada por fuerzas separatistas prorusas.
Para hacer inamovible el recuerdo colectivo de la tragedia, se ha levantado una especie de bosque en Vijfhuizen en el que cada árbol lleva escrito el nombre de uno de los fallecidos para representar la tumba simbólica, donde los familiares puedan llorar a sus seres queridos y, año tras año, repetir en voz alta los nombres de los suyos.
De las 298 víctimas, 196 eran nacionales holandeses y 38 australianos.
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En su discurso, Rutte recordó el día cuando llegaron los cuerpos de los fallecidos al aeródromo de Eindhoven (sur) y aquella larga procesión fúnebre sobre una autopista, cuyas imágenes se repiten hoy en todas las televisiones del país, y advirtió, minutos antes de comenzar la lectura, que 'al decir en alto los nombres de las víctimas, mantenemos vivo el recuerdo'.
Al gran acto de conmemoración, en el primer día soleado de la semana, acudieron también los reyes Guillermo Alejandro y Máxima, que participaron en este evento de carácter privado, solo accesible a los familiares y amigos invitados oficialmente.
Por la mañana, decenas de personas estuvieron en el parque de Hilversum, ciudad del centro del país que perdió a 15 residentes en el derribo.
Hubo flores, música y discursos del alcalde, Pieter Broertjes, de familiares de víctimas, de un pastor y un poeta de una ciudad que jugó un papel importante después del desastre: los restos mortales fueron llevados al cuartel de Hilversum para su identificación.
Expertos holandeses llegaron a la zona del accidente del MH17 en Ucrania.
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La noticia del comienzo del juicio en marzo de 2020 y la identificación de cuatro sospechosos involucrados en aquella tragedia, fue el respiro con el que los familiares acudieron a conmemorar este año la pérdida, después de un lustro exigiendo justicia y con la esperanza cada vez más pequeña de que se pudiera llevar a los culpables ante un tribunal.
'El camino hacia la justicia se recorre con tenacidad y unidad, autocontrol y emociones controladas', añadió el primer ministro, quien celebró que el inicio de un proceso judicial por asesinato contra tres rusos y un ucraniano es 'un paso nuevo e importante'.
Al final de la ceremonia en Vijfhuizen, los familiares colocaron flores cerca del árbol plantado en nombre de su ser querido. La planta simboliza la pérdida pero también ofrece un lugar en el que llorar a aquellos que nunca recuperaron el cuerpo de su familiar para enterrarlo en una tumba.
De las 298 víctimas, 196 eran nacionales holandeses y 38 australianos.
A las 15.20 hora local (13.20 GMT), hora en la que el avión fue derribado a casi 3,000 kilómetros de Holanda, el país al completo guardó un minuto de silencio por quinta vez desde aquella tragedia, que está lejos de olvidarse.