La escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, en Florida, buscará recuperar la normalidad al reiniciar las clases este miércoles, dos semanas después del tiroteo donde murieron 17 personas y que avivó el debate sobre el control de armas en Estados Unidos.
Desde la masacre el día de San Valentín, las emociones están a flor de piel en la escuela donde 14 alumnos y tres profesores fueron masacrados con un fusil semiautomático AR-15 comprado legalmente por Nikolas Cruz, de 19 años.
'Seré fuerte. Estoy un poco nerviosa pero tenemos que ser fuertes en estas situaciones', dijo Jenna Korsten, una estudiante de 17 años que sobrevivió al ataque. 'Somos familia y tenemos que estar juntos en esto', comentó a la AFP frente a la escuela.
En una esquina del instituto en Parkland, al norte de Miami, 17 cruces blancas están tan tupidas de tributos y flores en honor a las víctimas que el perfume se siente a la distancia.
Wl tiroteo, el más mortífero ocurrido en una escuela desde hace más de cinco años, sacó a relucir la profunda división de los estadounidenses: de un lado, los partidarios de endurecer las leyes sobre la venta de armas y, del otro, los defensores de su derecho constitucional a portar armas.
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Sobrevivientes del ataque se han reunido con políticos en Florida y en Washington para intentar convencerlos de la necesidad de reformar las leyes sobre las armas.
El presidente Donald Trump, que también recibió una delegación de alumnos, dijo que está a favor de prohibir la compra de 'ciertas armas' a los menores de 21 años. También propuso armar y entrenar a algunos maestros para que supuestamente puedan defender a los niños en caso de un ataque. Esta idea complace a la NRA pero no necesariamente a padres y profesores.
Los defensores de las armas se enfocan en los problemas de salud mental de Nikolas Cruz y otros atacantes masivos, diciendo que el problema está en personas desequilibradas mal diagnosticadas y no en las armas.