Desde hace tres semanas, Noel Díaz esperaba a su hermano Josué, que salió de Oaxaca, México, en busca de un trabajo en Estados Unidos y una mejor vida para él, su esposa y su hijo de 15 años.
Josué, de 30 años, dejó su tierra natal y recorrió más de 3,200 kilómetros con la esperanza de llegar al Estado de Colorado, donde esperaba reencontrarse con su hermano, lo que ya no fue posible.
El mexicano vio su sueño truncado al fallecer con otros 52 migrantes por las terribles condiciones de calor, hacinamiento y falta de ventilación en las que eran transportadas 64 personas en una caja de tráiler, que fue abandonada el lunes en San Antonio, Texas.
Noel vio ayer al fin a su hermano, pero para identificar su cuerpo en la morgue del Condado de Bexar.
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“Teníamos tres días de no localizarlo”, narró Noel, que viajó desde Colorado para hallarlo sin vida y también se ha enfrentado a la falta de información, por lo que ha recorrido todos los hospitales de San Antonio.
“Venía a trabajar conmigo”, añadió. “Desafortunadamente lo encontramos en la morgue”.
De acuerdo con el Consulado de México en San Antonio, 27 de las 53 víctimas son mexicanas.
