Esta es la historia de Josef Fritzl, conocido como el monstruo de Amstetten, una ciudad de Austria, donde mantuvo en cautiverio a su descendiente por más de 20 años, periodo en el que no sólo abusó sexualmente de ella, diariamente y en reiteradas oportunidades, sino que además producto de estas vejaciones procrearon siete hijos.
Un pasado problemático
Fritzl, tras salir del colegio empezó a trabajar como ingeniero. Conoció a una tímida chica de nombre Rosemarie, con quien se casó.
Las cosas parecían ir bien hasta que Josef, en 1967, fue condenado a 18 meses en la cárcel por violar a una mujer en la zona.
Tras salir de prisión volvió a intentar abusar de otra mujer. A pesar de todas las acusaciones Rosemarie perdonó a su esposo y lo llevó de regreso a casa. No sabía que él no solo no agradecería el gesto, sino que haría todo lo contrario. Él la maltrataba tanto física como psicológicamente.
Durante la investigación por el secuestro de su hija, según publicó Biobiochile también se descubrió que Josef mantuvo a su madre en cautiverio por alrededor de 20 años como venganza de los maltratos que lo hizo atravesar durante su infancia.
Rosemarie aseguró que nunca sospechó lo que ocurría con su suegra ni a su hija.
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En 1966 el matrimonio tuvo a su cuarta hija, a quien nombraron Elizabeth. Josef comenzó a abusar de ella desde los 11 años y a los 18 decidió encerrarla para siempre en el sótano de la hostal donde él vivía junto a su esposa, y donde además arrendaba habitaciones.
El 29 de agosto de 1984, Fritzl le pidió ayuda a Elisabeth para llevar una puerta al sótano -donde había construido una habitación secreta- . Cuando estuvieron allí el hombre puso una toalla con cloroformo en el rostro de la joven, quien quedó inconsciente de inmediato. Desde ese día, nunca más volvió a salir de ese cuarto.
El hombre la mantuvo encadenada a la pared y sólo la liberada para violarla.
La madre de Elizabeth, preocupada por su desaparición, presentó una denuncia, pero su esposo se encargó de difundir un rumor que la joven se había unido a una secta.
Cerca de un mes después de su partida, la familia recibió una carta supuestamente enviada por Elisabeth donde le pedía a sus padres que no la buscaran.
Elizabeth tenía una personalidad tímida y tranquila. Foto Getty
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Las autoridades permitieron que Rosemarie y Josef cuidaran a los niños, aunque eran frecuentemente visitados por asistentes social, quienes tampoco descubrieron los horrores que ocurrían en la casa.Durante todo el tiempo que tuvo a Elizabeth cautiva, Fritzl tuvo siete hijos-nietos con ella. En 1996 declaró la mujer que tuvo gemelos, pero uno de los bebés nació con problemas respiratorios y el hombre se negó llevarlo al hospital… el pequeño murió a los días. Su padre se encargó del cuerpo y lo cremó en la caldera. Tres de los menores fueron subidos a la superficie, dejados fuera de la casa de los Fritzl con una carta “escrita” por Elizabeth que decía que cuidara de ellos.
La puerta al sótano tenía un código que sólo él sabía, por lo que no había posibilidad de salir. A veces cuando la mujer se rehusaba a tener relaciones con él los niños sufrían o los dejaba sin comida o sin luz. Además, los amenazaba con que si intentaban huir abriría el gas para que murieran asfixiados, lo cual era una mentira porque jamás se encontró tal gas.
La puerta al sótano tenía un código que sólo él sabía, por lo que no había posibilidad de salir. Fotos del lugar que había construido Josef fueron publicadas junto a la evidencia del caso.
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El 19 de abril de 2008, la hija mayor de Josef y Elisabeth, Kerstin, comenzó a sufrir de fuertes dolores de estómago cayendo inconsciente a las pocas horas. La mujer le rogó a su padre llevarla a un hospital, quien finalmente accedió y llamó a una ambulancia diciendo que había encontrado a la joven así en la puerta de su casa.
En la clínica, los médicos descubrieron que Kerstin de 19 años sufría de un problema renal pero como no contaban con su historial médico comenzaron a buscar a sus padres.
La policía decidió investigar a Fritzl y reabrir el caso de la desaparición de Elisabeth. Desesperado, el hombre sacó a su hija del encierro y la llevó hasta el hospital, esta fue la primera vez en 24 años que la mujer veía el exterior.
El médico a cargo del caso de Kirsten dio aviso a la policía, quienes interrogaron a Elisabeth, quien se negó hablar hasta que le aseguraran que no volvería a ver a su padre. Fue entonces cuando contó toda la historia en detalle, señalando incluso cómo la había obligado a recrear escenas de películas pornográficas en frente de sus niños.
El 28 de abril de 2008, Fritzl fue arrestado por cargos de asesinato, violación, incesto, coacción y esclavización. El hombre reconoció todas las acusaciones y fue condenado a cadena perpetúa. No quiso apelar.
Josef fue condenado a cadena perpetua. Foto AFP
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Elisabeth tiene hoy 47 años y ya no usa el apellido Fritzl. Vive con sus seis hijos-hermanos en una localidad de otro land austriaco, que los medios austriacos evitan identificar. Un fotógrafo enviado hace tres años a cazar alguna foto de la familia contó al diario inglés The Independent que los vecinos del pueblo lo rodearon para pedirle que se marchase. El diario vienés Kurier comentaba hace dos semanas que, “aparte de algunos asaltos investigativos de medios británicos, la protección de la familia está funcionando bien”.
En tanto que Fritzl, se encuentra internado en prisión para enfermos criminales de Stein, Austria, donde recientemente comenzado a mostrar signos de demencia senil, y la edad de 80 años.