El presidente afgano Hamid Karzai se comprometió a combatir la corrupción y a terminar con la “cultura de la impunidad” al asumir ayer su segundo mandato, en un esfuerzo por recuperar su desgastada legitimidad y responder a las críticas de las potencias occidentales.
Karzai fue investido por un nuevo quinquenio tras elecciones marcadas por fraudes masivos, en un momento en que la insurgencia islamista se cobra un número récord de vidas de soldados occidentales y civiles afganos. Karzai invitó ayer a su gran rival, el ex ministro de Relaciones Exteriores Abdulá Abdulá, a la formación de un gobierno de unidad nacional, al tiempo que prometía intensificar la lucha contra la producción de opio.
La secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton elogió el discurso de Karzai al destacar que era “especialmente fuerte en las medidas que piensa adoptar contra la corrupción. Constituye un nuevo punto de partida importante”.
Clinton condicionó directamente los futuros niveles de ayuda militar y financiera a Afganistán -de la que depende este país devastado por la guerra- a que se realicen progresos en la lucha contra la corrupción oficial.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, felicitó al presidente afgano y “saludó su compromiso” con el combate a la corrupción.
El secretario general de la Otan, Anders Fogh Rasmussen, felicitó a Karzai, pero lo llamó a erradicar la corrupción.
“Apoyamos fuertemente su intención de formar un gobierno competente con una base amplia, que rinda cuentas y donde la corrupción no tendrá lugar”.