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Cinco años después, Asia aún llora por el tsunami

  • 27 diciembre 2009 /

Asia rendía homenaje ayer a las 220 mil personas que murieron a raíz del tsunami del 26 de diciembre de 2004, el peor cataclismo registrado en décadas que trastornó las vidas de millones de personas en las costas del Océano Indico.

Asia rendía homenaje ayer a las 220 mil personas que murieron a raíz del tsunami del 26 de diciembre de 2004, el peor cataclismo registrado en décadas que trastornó las vidas de millones de personas en las costas del Océano Indico.

Esta jornada de recuerdo fue marcada por un fuerte sismo de magnitud 6.7 frente a la isla indonesia de Maluku, aunque no había en un primer momento informaciones de tsunami, víctimas o daños materiales, según sismólogos.

En la provincia indonesia de Aceh, la más afectada por la catástrofe que tuvo lugar en 2004, se llevaba a cabo una jornada de oración en las mezquitas en memoria de los casi 170 mil muertos o desaparecidos por el tsunami.

“Ningún miembro de mi familia sobrevivió al tsunami. Mis hijos, mis nietos, mis hermanos, mis hermanas, todos murieron y me dejaron sola, aquí”, dijo Siti Aminah, de 72 años.

“Quizás están enterrados aquí o quizás se los llevó el mar, porque vivíamos en la playa”, explicó la mujer ante una de las fosas comunes donde se dieron cita sobrevivientes y familiares de las víctimas.

Reconstrucción

A dos kilómetros de ese lugar, en el puerto de Ulee Lheu, el vicepresidente indonesio Boediono encabezó una ceremonia recordatoria.

“Cinco años más tarde, los habitantes de Aceh, con la ayuda de la comunidad internacional, lograron ponerse de pie y renacer reconstruyendo su vida social, económica y cultural”, declaró el vicepresidente indonesio ante un millar de personas.

En Sri Lanka, donde las organizaciones humanitarias hablan generalmente de 31 mil muertos, se guardaron dos minutos de silencio en todo el país en memoria de los desaparecidos.

Actos de ese tipo se llevaron a cabo en otros países de la región como India y Tailandia, donde más de 50 mil personas murieron debido a esa ola gigante desencadenada por un sismo de magnitud 9.3.

En la región se pusieron en marcha sistemas de alerta anti-tsunami para evitar que se repita la catástrofe de 2004. Sin embargo, Nooeln Heyzer, subsecretaria general de Naciones Unidas, lamentó “fallos significativos” en los mismos.

“Los sistemas de alerta salvan vidas sólo si logran llegar a la gente en peligro”, recordó. “Una parte importante de los esfuerzos debe concentrarse en informar a las comunidades costeras del peligro que corren y de la forma de contrarrestarlo”, agregó.

India invirtió 32 millones de dólares en un sistema de alerta de tsunamis diseñado para detectar en unos 20 minutos los terremotos de magnitud mayor a seis en la escala Richter en el océano Índico.

Sri Lanka tiene un sistema para enviar alertas por SMS a los teléfonos móviles en caso de desastre, mientras que Tailandia construyó 103 torres equipadas con potentes altavoces a lo largo de la costa e incrementó el alcance de la señal de radio en seis provincias costeras.
Indonesia instaló sirenas de aviso de tsunami en Banda Aceh, Bali y Padang, como parte de un sistema integrado de alerta rápida con sismógrafos y satélites.

A paso lento

Por otro lado, la reconstrucción en la mayoría de los países de las zonas afectadas ya terminó.

En Indonesia, la agencia especialmente creada para coordinar la reconstrucción de las regiones devastadas fue disuelta en abril.

La Agencia de Rehabilitación y Reconstrucción, BRR, indicó que 6 mil 700 millones de dólares, sobre un total de 7 mil 200 millones otorgados por el gobierno y los donantes internacionales, habían sido utilizados en diferentes proyectos de reconstrucción en Aceh y la isla vecina de Nias.

Este dinero permitió reconstruir más de 140 mil casas, 1,759 establecimientos escolares, 363 puentes y 13 aeropuertos, según la BRR.
Pero no todo ha sido perfecto. En algunos países, como Sri Lanka, esas tareas de reconstrucción se han visto obstaculizadas por la corrupción.

Lampuuk, un pueblo reconstruido

Cinco años después del tsunami que le arrancó a toda su familia, excepto a su padre, Ikra Alfila, de diez años, ha recobrado las ganas de jugar, pese a seguir teniendo pesadillas de olas gigantes.

“Aunque quisiera, no podría olvidar”, declara Ikra con voz serena al precisar que a sus amigas que sobrevivieron al tsunami, “les pasa lo mismo”.

Pese a que el recuerdo de la terrible tragedia sigue vivo, la vida ha retomado su curso tranquilo en Lampuuk, un tranquilo pueblo de pescadores en donde vive Ikra situado en una magnífica playa de la provincia indonesia de Aceh y que fue uno de los más golpeados por el tsunami del 26 de diciembre de 2004.

Ahora, Lampuuk es un pueblo reconstruido por completo. Sin embargo, aquel fatídico día, “todo quedó destruido salvo la mezquita”, recuerda Anita, una de las lugareñas sobreviviente de la tragedia en Aceh.

Las aguas arrasaron árboles, casas, escuelas y comercios situados en un área de siete kilómetros hacia el interior desde la costa. Las imágenes de la desolación casi lunar causada por el tsunami sobrecogieron al mundo entero.

Uno de cada cinco habitantes de la zona murió.