Cuando los navegantes olímpicos compitan en Rio de Janeiro las cámaras mostrarán un espectacular paisaje soñado para la televisión, con montañas y aguas tropicales que destellan al sol. Por suerte, los millones de telespectadores no sentirán el olor.
Más de nueve millones de personas viven en Rio y en ciudades en torno a la Bahía de Guanabara. En el mejor de los casos, solo la mitad de las aguas servidas que producen es tratada antes de desembocar en el corazón acuático de la ciudad.
Increíblemente, el hecho de competir en una letrina gigante -que según investigadores brasileños contiene superbacterias resistentes a antibióticos- no es la inquietud principal de los atletas.
Los deportistas han tomado diferentes medidas para evitar infectarse, como echar cloro a sus remos y utilizar trajes y guantes de plástico.
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Son los objetos grandes y flotantes capaces de desacelerar o incluso dañar los barcos y los sueños de una medalla los que perturban el sueño de atletas como la brasileña Kahena Kunze y su compañera de la clase 49er Martine Grael.
La recolección de basura en el área metropolitana de Rio no es mejor que el tratamiento de las aguas servidas, y la bahía está repleta de bolsas y botellas de plástico, muebles viejos y animales muertos.
El diario The New York Times publicó esta semana una foto de un cadáver humano hinchado en la bahía. Un miembro humano apareció en junio en la playa de Copacabana, justo afuera de la bahía de Guanabara.
Medidas de emergencia
Como parte de su propuesta para acoger los Juegos Olímpicos, Rio propuso en 2009 tratar el 80% de la contaminación de la bahía, una tarea que requiere mejoras enormes y carísimas de infraestructura.
Como no cumplió con su promesa, la ciudad ha adoptado medidas de emergencia.
Una flota de 12 barcos recolectores de basura, denominados 'ecobarcos', han pasado meses patrullando la bahía, pescando del agua un promedio de 45 toneladas de basura al mes -una tonelada y media por día-, según las autoridades.
Cuando comiencen las competencias, los recolectores de basura flotante trabajarán a toda máquina.
'Hemos encontrado perros muertos, ratas, gatos, de todo', recordó uno de los trabajadores, que dijo recibir apenas 432 dólares de salario mensual, por nueve horas diarias de trabajo.
El secretario de Medio Ambiente del estado de Rio aseguró que las ecobarreras son suficientes para garantizar unos Juegos Olímpicos libres de problemas. O casi.