San Pedro Sula, Honduras.
La reubicación de los vendedores que ocupan las calles y avenidas del centro de San Pedro Sula se ve cada vez más lejana por el constante crecimiento de este sector.
Muchos ciudadanos prefieren realizar sus compras en centros comerciales que hacerlo en el centro porque no hay estacionamientos ni espacio en las aceras para caminar.
“Prefiero ir a un mall porque es más seguro y hay estacionamientos que andar dando vueltas en el centro buscando un parqueo y arriesgándose que lo asalten”, expresó una sampedrana que prefirió omitir su nombre.
Los vendedores informales se han adueñado de las aceras y las calles. Cada año, el número aumenta, puesto que, según ellos, ante la falta de un empleo se ven obligados a instalar un puesto callejero.
En San Pedro Sula hay cinco asociaciones de vendedores informales, pero no todos están afiliados a estas organizaciones. Autoridades estimaban hace tres años que ellos sumaban más de 8,000, pero la verdadera cifra no es manejada ni por los dirigentes, pues no existe un censo real.
La alcaldía tiene en planificación la construcción de cinco mercados zonales y un megamercado contiguo a la Gran Central Metropolitana para solventar parte del problema.
El alcalde Armando Calidonio informó en mayo pasado que trabajan con el Gobierno en la elaboración de un proyecto para construir un mercado moderno en el predio.
El problema de los vendedores en las calles del centro se ha agudizado en los últimos años a vista y paciencia de las autoridades, quienes no hacen el mínimo esfuerzo por buscarle una solución.
Las fachadas de las tiendas de la tercera avenida no se ven, ya que los puestos callejeros las tapan.
Sobre la primera avenida desde la primera hasta la siete calle hay más de 400 puestos de vendedores informales.
La tercera avenida, la principal calle del comercio en la Capital Industrial, la volvieron a ocupar ellos, a quienes los sacó de ella en el año 2007 el alcalde Rodolfo Padilla.
En ella ahora hay ventas de ropa, gorras, zapatos, sandalias, accesorios para celulares, frutas, verduras y hasta abarrotes.
La aglomeración de vendedores es enorme desde la tercera hasta la 7 calle, en las que es difícil circular a pie o en vehículo porque se han apostado con sus puestos de madera a ambos lados de las vías.
La segunda calle, desde la línea hasta Maheco, tiene un ancho superior a los 8 metros, pero los vendedores se han tomado seis para construir sus puestos.
Los dos restantes se los disputan peatones y carros.
Vendedores consultados por LA PRENSA aseguran que para tener derecho a vender en las calles en un puesto se pagan de 30,000 a 50,000 lempiras a las asociaciones de vendedores. El precio lo determina la calle o avenida en que se desee colocar. Hay quienes tienen hasta tres y cuatro puestos.
Reacciones. Fredy Núñez, del Sindicato de Vendedores Libres de Ferias, Mercados, Estacionarios y Similares de Honduras (Sivelefeh), dijo que ellos no se oponen al reordenamiento, siempre y cuando sea en un lugar que reúna las condiciones.
Dicha asociación aglutina a más de 400 vendedores estacionarios.
“Esperamos que construyan el mercado y así pues nos vamos para allá, nosotros no nos oponemos al reordenamiento”, aseguró Núñez.
Yolanda Pérez, quien preside Asevamali, manifestó que tampoco los afiliados a su asociación están en desacuerdo con dejar las calles del centro si hay un lugar adecuado.
Respecto al terreno por la terminal, la dirigente refirió que la construcción puede llevar dos años o más y también depende de los arreglos legales a los que lleguen.
Jorge Faraj, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC), expresó que es prioridad la reubicación de los vendedores e hizo énfasis en que la ciudad debe estar ordenada y limpia.
“Merecen ser reubicados en un sitio digno y con todas las condiciones para que comercialicen sus productos”.
La reubicación de los vendedores que ocupan las calles y avenidas del centro de San Pedro Sula se ve cada vez más lejana por el constante crecimiento de este sector.
Muchos ciudadanos prefieren realizar sus compras en centros comerciales que hacerlo en el centro porque no hay estacionamientos ni espacio en las aceras para caminar.
“Prefiero ir a un mall porque es más seguro y hay estacionamientos que andar dando vueltas en el centro buscando un parqueo y arriesgándose que lo asalten”, expresó una sampedrana que prefirió omitir su nombre.
Los vendedores informales se han adueñado de las aceras y las calles. Cada año, el número aumenta, puesto que, según ellos, ante la falta de un empleo se ven obligados a instalar un puesto callejero.
En San Pedro Sula hay cinco asociaciones de vendedores informales, pero no todos están afiliados a estas organizaciones. Autoridades estimaban hace tres años que ellos sumaban más de 8,000, pero la verdadera cifra no es manejada ni por los dirigentes, pues no existe un censo real.
La alcaldía tiene en planificación la construcción de cinco mercados zonales y un megamercado contiguo a la Gran Central Metropolitana para solventar parte del problema.
El alcalde Armando Calidonio informó en mayo pasado que trabajan con el Gobierno en la elaboración de un proyecto para construir un mercado moderno en el predio.
El problema de los vendedores en las calles del centro se ha agudizado en los últimos años a vista y paciencia de las autoridades, quienes no hacen el mínimo esfuerzo por buscarle una solución.
Las fachadas de las tiendas de la tercera avenida no se ven, ya que los puestos callejeros las tapan.
Sobre la primera avenida desde la primera hasta la siete calle hay más de 400 puestos de vendedores informales.
La tercera avenida, la principal calle del comercio en la Capital Industrial, la volvieron a ocupar ellos, a quienes los sacó de ella en el año 2007 el alcalde Rodolfo Padilla.
En ella ahora hay ventas de ropa, gorras, zapatos, sandalias, accesorios para celulares, frutas, verduras y hasta abarrotes.
La aglomeración de vendedores es enorme desde la tercera hasta la 7 calle, en las que es difícil circular a pie o en vehículo porque se han apostado con sus puestos de madera a ambos lados de las vías.
La segunda calle, desde la línea hasta Maheco, tiene un ancho superior a los 8 metros, pero los vendedores se han tomado seis para construir sus puestos.
Los dos restantes se los disputan peatones y carros.
Vendedores consultados por LA PRENSA aseguran que para tener derecho a vender en las calles en un puesto se pagan de 30,000 a 50,000 lempiras a las asociaciones de vendedores. El precio lo determina la calle o avenida en que se desee colocar. Hay quienes tienen hasta tres y cuatro puestos.
Reacciones. Fredy Núñez, del Sindicato de Vendedores Libres de Ferias, Mercados, Estacionarios y Similares de Honduras (Sivelefeh), dijo que ellos no se oponen al reordenamiento, siempre y cuando sea en un lugar que reúna las condiciones.
Dicha asociación aglutina a más de 400 vendedores estacionarios.
“Esperamos que construyan el mercado y así pues nos vamos para allá, nosotros no nos oponemos al reordenamiento”, aseguró Núñez.
Yolanda Pérez, quien preside Asevamali, manifestó que tampoco los afiliados a su asociación están en desacuerdo con dejar las calles del centro si hay un lugar adecuado.
Respecto al terreno por la terminal, la dirigente refirió que la construcción puede llevar dos años o más y también depende de los arreglos legales a los que lleguen.
Jorge Faraj, presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC), expresó que es prioridad la reubicación de los vendedores e hizo énfasis en que la ciudad debe estar ordenada y limpia.
“Merecen ser reubicados en un sitio digno y con todas las condiciones para que comercialicen sus productos”.
