San Pedro Sula, Honduras.
Los residentes de la colonia Tara, ubicada en el noreste de la ciudad, están molestos e incómodos por el funcionamiento -en una vivienda de esa residencial- del centro de rehabilitación Hogares Crea.
Los vecinos alegan que temen que los jóvenes que allí reciben atención cometan delitos en la zona y piden la expulsión del centro, que fue acondicionado en una casa incautada por las autoridades de la Oficina Administradores de Bienes (Oabi).
Dennis Chang, presidente del patronato, dice que se les informó que en esa vivienda funcionarían oficinas administrativas, pero de repente empezaron a ingresar a muchachos.
“Ahora hay 34 viviendo ahí y no tienen supervisión adecuada”, se queja Chang.
Agrega que ya se han registrado incidentes y que un día tres jóvenes se metieron a robar en la casa de un vecino tras fugarse del centro.
“A un menor de 14 años lo atrapamos a tres casas, ya que saltó los muros de las viviendas”, narra.
Asegura que no están en contra del Hogar Crea, pero que debe estar en otro lugar.
“No deseamos que estos jóvenes influyan de alguna manera en nuestros hijos. Ellos salen a pasear sin supervisión de nadie por las calles y se disponen a robar”, señala Chang.
Niegan acusaciones
Ronald Rivera, supervisor de Hogares Crea, refiere que no hay ninguna prueba de que los rehabilitados han entrado a robar a una casa como se les acusa y que el menor que agarraron iba huyendo del centro donde “solo viven 25 jóvenes”, mientras los adultos están en otra casa.
“No sé por qué nos acusan de asaltos. Nos sentimos mal, discriminados, cuando los rehabilitados van a la pulpería hasta tres guardias los custodian. A los menores les impiden jugar en la cancha de la colonia y eso es una violación a sus derechos”, manifiesta Rivera.
Según el supervisor, los jóvenes que reciben el Crea son remitidos por la fiscalía y otras instituciones, y no pertenecen a maras o pandillas.
En tanto, Yamileth Linares, representante regional de la Oabi, expone que los vecinos se molestaron solo por la presencia del centro y que no hay pruebas de los supuestos asaltos.
“No quieren ayudar a los muchachos, simplemente los quieren fuera. La Oabi los trasladará pronto, pero aún no hay fecha ni lugar”, concluye.
Los residentes de la colonia Tara, ubicada en el noreste de la ciudad, están molestos e incómodos por el funcionamiento -en una vivienda de esa residencial- del centro de rehabilitación Hogares Crea.
Los vecinos alegan que temen que los jóvenes que allí reciben atención cometan delitos en la zona y piden la expulsión del centro, que fue acondicionado en una casa incautada por las autoridades de la Oficina Administradores de Bienes (Oabi).
Dennis Chang, presidente del patronato, dice que se les informó que en esa vivienda funcionarían oficinas administrativas, pero de repente empezaron a ingresar a muchachos.
“Ahora hay 34 viviendo ahí y no tienen supervisión adecuada”, se queja Chang.
Agrega que ya se han registrado incidentes y que un día tres jóvenes se metieron a robar en la casa de un vecino tras fugarse del centro.
“A un menor de 14 años lo atrapamos a tres casas, ya que saltó los muros de las viviendas”, narra.
Asegura que no están en contra del Hogar Crea, pero que debe estar en otro lugar.
“No deseamos que estos jóvenes influyan de alguna manera en nuestros hijos. Ellos salen a pasear sin supervisión de nadie por las calles y se disponen a robar”, señala Chang.
Niegan acusaciones
Ronald Rivera, supervisor de Hogares Crea, refiere que no hay ninguna prueba de que los rehabilitados han entrado a robar a una casa como se les acusa y que el menor que agarraron iba huyendo del centro donde “solo viven 25 jóvenes”, mientras los adultos están en otra casa.
“No sé por qué nos acusan de asaltos. Nos sentimos mal, discriminados, cuando los rehabilitados van a la pulpería hasta tres guardias los custodian. A los menores les impiden jugar en la cancha de la colonia y eso es una violación a sus derechos”, manifiesta Rivera.
Según el supervisor, los jóvenes que reciben el Crea son remitidos por la fiscalía y otras instituciones, y no pertenecen a maras o pandillas.
En tanto, Yamileth Linares, representante regional de la Oabi, expone que los vecinos se molestaron solo por la presencia del centro y que no hay pruebas de los supuestos asaltos.
“No quieren ayudar a los muchachos, simplemente los quieren fuera. La Oabi los trasladará pronto, pero aún no hay fecha ni lugar”, concluye.
