El Progreso, Yoro.
Paredes agrietadas, sistema eléctrico colapsado, hacinamiento y contaminación por aguas negras son algunos problemas que han convertido al centro penal de esta ciudad en una bomba de tiempo.
En 2013 las autoridades penitenciarias del país lo declararon en estado de emergencia junto a otros nueve, pero hasta el momento no se observa ningún esfuerzo por mejorarlo.
Mildred López, juez de ejecución de los tribunales progreseños, dice que las instalaciones del presidio local representan un peligro para los 400 presos, y pobladores de la zona, debido a las precarias condiciones y los posibles amotinamientos.
“La construcción de un nuevo penal en otro lugar es una necesidad urgente. El sitio actual es vulnerable a las inundaciones, basta unas pocas horas de lluvia para que el lugar esté lleno. Eso provoca que el sistema de aguas negras colapse y genere alta contaminación en las bartolinas”, indica López.
En 2007, una de las crecidas del río Ulúa obligó a las autoridades del presidio a evacuar a los presos a un gimnasio en el centro de la ciudad. Hace dos semanas, esa situación casi se repite.
Enfermedades
Un aspecto no menor entre las preocupaciones figuran las enfermedades.
Nelson Ponce, director del penal de El Progreso, asegura que ya no hay capacidad de alojamiento. “La falta de higiene provoca enfermedades y cuando llueve tenemos que estar listos para sacarlos (a los reos) y llevarlos a un local seguro”, explica.
Ponce mencionó que ha tenido la oportunidad de dirigir por tres ocasiones ese establecimiento y los problemas son los mismos. Refiere que ha luchado junto a un comité que está integrado por diferentes sectores y las autoridades municipales para lograr la edificación de un nuevo centro fuera de la ciudad. Ya están los planos. Alexander López, alcalde de El Progreso, dice que ya es hora que el Gobierno dé una respuesta para solventar esa situación que pone en precario la seguridad del sector. Jorge Muñoz, coordinador de los reos, pide apoyo para nuevas instalaciones.