San Pedro Sula, Honduras.
Pese a los múltiples anuncios realizados sobre la reanudación de trabajos en el nuevo centro penal los trabajos siguen paralizados.
Ya se cumplirá un año desde que las compañías contratadas suspendieron las obras por falta de materiales y dinero.
El proyecto va cuesta arriba a pesar de los esfuerzos de la Fundación Proconstrucción de la Granja Penal.
El presidente de la Fundación, monseñor Rómulo Emiliani, dice que la tasa de seguridad estuvo apoyándolos porque ese es un tema de seguridad, pero desde hace cinco meses y medio les manifestaron que no hay fondos para el proyecto.
“Nos dijeron que a partir del 15 de junio venían los 51 millones de lempiras, pero no hemos recibido nada. Esperaremos con paciencia para poder terminar la construcción del proyecto que se comenzó hace muchos años”, dijo.
Manifestó que es preocupante porque el penal sigue siendo una bomba de tiempo donde viven unas 2,300 personas en un espacio para 800. “Todos los internos están mezclados; delitos mayores y menores. Un presidio que está en esas condiciones no ayuda en nada a la rehabilitación”, dijo.
Los contratistas han esperado con paciencia que nos pongamos al día y nos preocupa no poder cumplir con esos compromisos, aseguró.
Uno de los problemas que retrasó la construcción es que hubo cambios en el diseño original sugeridos por el Instituto Penitenciario. LA PRENSA buscó al enlace entre el gobierno y Fundación, Luis Suazo, pero este no respondió su teléfono.
Pese a los múltiples anuncios realizados sobre la reanudación de trabajos en el nuevo centro penal los trabajos siguen paralizados.
Ya se cumplirá un año desde que las compañías contratadas suspendieron las obras por falta de materiales y dinero.
El proyecto va cuesta arriba a pesar de los esfuerzos de la Fundación Proconstrucción de la Granja Penal.
El presidente de la Fundación, monseñor Rómulo Emiliani, dice que la tasa de seguridad estuvo apoyándolos porque ese es un tema de seguridad, pero desde hace cinco meses y medio les manifestaron que no hay fondos para el proyecto.
“Nos dijeron que a partir del 15 de junio venían los 51 millones de lempiras, pero no hemos recibido nada. Esperaremos con paciencia para poder terminar la construcción del proyecto que se comenzó hace muchos años”, dijo.
Manifestó que es preocupante porque el penal sigue siendo una bomba de tiempo donde viven unas 2,300 personas en un espacio para 800. “Todos los internos están mezclados; delitos mayores y menores. Un presidio que está en esas condiciones no ayuda en nada a la rehabilitación”, dijo.
Los contratistas han esperado con paciencia que nos pongamos al día y nos preocupa no poder cumplir con esos compromisos, aseguró.
Uno de los problemas que retrasó la construcción es que hubo cambios en el diseño original sugeridos por el Instituto Penitenciario. LA PRENSA buscó al enlace entre el gobierno y Fundación, Luis Suazo, pero este no respondió su teléfono.
