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A 12 años de la tragedia en la cárcel de SPS, pocas cosas han cambiado

  • 16 mayo 2016 /

El 16 de mayo de 2004 fallecieron 104 internos en uno de los módulos del penal.

San Pedro Sula, Honduras

El sonido del teléfono rompió la calma de la madrugada del 16 de mayo de 2004. 'Hay que ir al Centro Penal Sampedrano inmediatamente', ordenaba intempestivamente la voz al otro lado de la bocina.

A pesar del sueño aún sin espantar, la reacción fue rápida y poco minutos después, varios equipos de periodistas empezaban una labor informativa trasz ingresar a la cárcel en donde una guardia de seguridad reforzada no permitía ingresar a los módulos de los internos.

Varios cuerpos de socorro intentaban controlar lo que más trade sería una de las peores tragedias en las penintenciarías hondureñas por la muerte de 104 internos que generaron posteriormente toda serie de recriminaciones, análisis sobre la 'bomba de tiempo' y promesas por mejorar la instalación penintenciaria.

Sin embargo, 12 años después, el nuevo centro penal sigue siendo una ilusión a pesar de los avances. En 2004, el obispo auxiliar de la diócesis de San Pedro Sula,monseñor Rómulo Emiliani, caminaba entre los cuerpos calcinados de los internos tratando de encontrar respuesta y enarbolando la bandera de una lucha por la nueva instalación.

Hace una semana, el mismo Emiliani emitía un nuevo señalamiento, afirmando que falta apoyo para terminar la nueva instalación, lo que la tiene paralizada.

'Se están buscando nuevos fondos para la financiación de esta cárcel y que los planes originales tuvieron algunas modificaciones para cumplir con los requisitos internacionales de seguridad, aunque sin haber recibido autorización al respecto'.

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, visitó el proyecto en 2015 y señaló su deseo de la obra continuara.

“Una de las cosas fundamentales es terminar esta penitenciaria porque necesitamos colocar a los reclusos de San Pedro Sula y de toda la región en celdas seguras, donde se termine el reino de los presos que han tenido una especie de autogobierno por muchos años”, dijo el mandatario.

“Gestionaremos recursos para reanudar los trabajos y terminar. La cárcel de Naco (Cortés) debe terminarse. Allí trasladaremos los reclusos del penal de San Pedro Sula. Así pondremos orden en las cárceles”, manifestaba el presidente en aquella oportunidad.

Hoy a más de una década de espera, ojalá no se necesite otra tragedia para dar el último empujón a un proyecto que el sistema penitenciario reclama, ahora con más fuerza que en la madrugada de la tragedia.