Por los problemas que más abaten a la ciudad gemela de Comayagüela se elevaron plegarias ante la presencia de Jesús Eucaristía.
La violencia reflejada en la muerte de jóvenes, la desintegración familiar, el marcado desempleo, la división entre los cristianos y la ausencia de la paz que debe reinar en la comunidad demandan soluciones que solo se encuentran en un ser supremo.
Las comunidades cristianas católicas, no alejadas de la realidad que habitan en una sociedad convulsa y negativa, asumen el reto de exigir paz y justicia con la ayuda de Dios para tener una vida positiva.
Ayer fue día de fiesta, la presencia de Jesús en el santísimo sacramento del altar se hizo sentir en Comayagüela.
Estaban presentes dos mil feligreses de seis parroquias que integran el decanato norte. En una anda delicadamente adornada con flores y tul resaltaba la custodia tallada en madera que guardaba la hostia consagrada, signo de la presencia real de Jesús Eucaristía.
En los descansos, que fueron decorados con signos alusivos a la solemnidad de Corpus Christi, donde se aprovechó para orar por los problemas sociales de la comunidad.
“Es necesario orar por diversos motivos de la realidad nacional: hemos visto la violencia en nuestros barrios y colonias, jóvenes asesinados en todas las parroquias. Estamos necesitados de paz”, declaró Ricardo Sevilla Chiang, párroco de El Calvario y presidente del decanato norte.
El objetivo principal de la procesión solemne es resaltar la devoción, el respeto y el amor de Jesús Eucaristía, presente en la hostia consagrada.
El cardenal Óscar Andrés Rodríguez clamó por que exista paz y justicia en Honduras. Así lo planteó en su homilía dominical en la catedral, en una hora simultánea con la misa del papa Francisco, en el Vaticano, en la fiesta del Corpus Christi.
