La inversión para la puesta en marcha de la segunda fase del Plan de Reconstrucción Nacional y Desarrollo Sostenible (PRDS) ronda los $8,000 millones (L196,000 millones), recursos necesarios para la construcción de 14 represas, la edificación de un nuevo sistema de contención de bordos del valle de Sula y la reedificación de puentes, estima el Gobierno.
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La continuación de las acciones por recuperar al país tras las devastadoras tormentas Eta y Iota tendrá que ser un compromiso del gobierno que asumirá el 27 de enero de 2022, dijo Carlos Madero, secretario coordinador del Gobierno.
“Esta segunda fase será un gran reto para la nueva administración gubernamental que será elegida en las elecciones del próximo 28 de noviembre; de hecho, el tema de la reconstrucción nacional se discutirá en las mesas del proceso de transición del nuevo gobierno”, señaló el alto funcionario.
Durante su reciente participación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), el presidente Juan Orlando Hernández exhortó a las potencias mundiales a brindar su apoyo para ejecutar el Plan de Reconstrucción.
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El plan fue elaborado después del paso devastador de las tormentas tropicales Eta e Iota, que en noviembre de 2020 azotaron a Honduras, con mayores daños en el norte y occidente del país.
“Ya cumplimos con la ejecución de la primera fase, hemos reconstruido el 100% de los bordos del valle de Sula”, aseguró Madero, obras para las cuales se invirtieron unos L450 millones.
El Plan de Reconstrucción está concebido en tres partes: recuperación temprana; crecimiento económico y la resiliencia ante el cambio climático, y desarrollo sostenible y bien común.
Según Copeco, los efectos de ambas tormentas abarcaron todo el territorio, afectando 3.9 millones de personas, es decir, más de 40% de la población del país. Del total de la población directamente afectada, alrededor del 55% corresponden a Cortés, seguido por Santa Bárbara, Gracias a Dios, Yoro y Colón. Objetivos.
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El PRDS busca servir como instrumento de mediano plazo para guiar un proceso socialmente incluyente, para la recuperación de los impactos humanos, sociales y económicos de los efectos de las tormentas, protegiendo a los más vulnerables y acelerando el cambio para la construcción de un país incluyente y resiliente con calidad de vida para todos, según expone el Gobierno.
El objetivo central del plan es lograr la recuperación física, social y productiva ante los efectos e impactos de las tormentas, procurando fortalecer las capacidades institucionales y sociales para la gobernanza, el desarrollo sostenible y la resiliencia.
De acuerdo con el Informe de Evaluación de Daños y Pérdidas hecho por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), los efectos de ambos fenómenos fueron de unos 52,099 millones de lempiras, de los cuales el 44% corresponde a daños, 52% a pérdidas y 5% a costos adicionales.
“Las consecuencias de la pandemia y los huracanes han aumentado las desigualdades socioeconómicas y estructurales preexistentes y afectando a las personas en vulnerabilidad”, dijo Isabel Albaladejo, representante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Tegucigalpa, durante la presentación del estudio “Hacia una recuperación sostenible de la covid-19 en Honduras”.
En los meses siguientes a la tragedia, Honduras ha contado con el apoyo de la comunidad internacional a través de cooperación de la Unión Europea, Japón, Corea, Taiwán y otras naciones.
Según han expuesto funcionarios, se espera que inversionistas y gobiernos se interesen por financiar proyectos del Plan.