San Pedro Sula, Honduras.
No hay protocolos ni reloj ni respeto a la vida de pasajeros y peatones en el transporte de buses rapiditos.
Los conductores solo piensan en la meta, la tarifa diaria que exigen los dueños de las unidades y que en San Pedro Sula se establece en mil lempiras al día por cada bus.
La velocidad es la fatal aliada de estos conductores, quienes pelean día a día para acaparar los pasajeros que esperan en las paradas o que les hagan una señal.
La dura competencia se genera hasta en buses de la misma empresa. Los rapiditos se han convertido en los asesinos que acechan en las calles de Honduras. “Mientras tengan que hacer la cuota que imponen los dueños de unidades del bus y tengan que generar el salario de los conductores y ayudantes, siempre van a andar como locos queriendo dar más vueltas y subir los pasajeros que puedan. La clave para solucionar el problema es que los empresarios paguen un salario a los conductores”, explicó Osman Díaz, Director Nacional de Tránsito (DNT).
Sanciones
Las rutas saturadas de buses han agravado el salvajismo en las calles. Dos y hasta tres buses pelean el mismo pasajero y llegar primero a las paradas en las que se aglomeran más personas.
Un ejemplo de esa masificación del transporte es la sampedrana Ruta 2.
Con 128 unidades y un largo trayecto que cruza de este a oeste la ciudad, el tiempo es su peor enemigo haciendo la carrera totalmente desenfrenada.
Esta ruta empieza en la colonia La Pradera y cada minuto despacha una unidad que tiene como fin llegar a la colonia La Primavera, en las faldas de El Merendón.
En la terminal de La Pradera, los despachadores ya no controlan los tiempos, aquí los usuarios de las unidades explican que antes los buses los despachaban cada siete o 10 minutos, pero con el incremento de unidades, la competencia se volvió más dura.
Su realidad se replica en todas las rutas urbanas y suburbanas en las que la lucha por completar la meta y el dinero del gasto, hace que muchos rompan a cada minuto la Ley de Tránsito y se lleven consigo muchas vidas, producto de la imprudencia.
Odisea
“La necesidad obliga”, asegura Isaura Zaldívar, quien no tiene más alternativa que viajar cada día en buses rapiditos.
La obrera de maquila relata que se juega la vida porque los conductores muchas veces no miden la velocidad con tal de conseguir pasajeros.
“Caminan como almas que se las lleva el diablo. Lo que más preocupa es que no hay sanciones, nadie controla a estas personas, no hay certeza si caminan drogados. Nadie piensa en el pasajero y uno se arriesga porque no tiene otra opción”, dijo la mujer.
Solo en 2015, la Dirección Nacional de Tránsito reportó 34 personas muertas por atropellamientos provocados por buses rapiditos.
Las familias han pedido justicia, pero la mayoría de conductores solo guardan prisión por 24 horas y salen en libertad amparados por la calificación del delito como homicidio culposo.
LA PRENSA dio seguimiento a una unidad del transporte, la 0974, que partió desde La Pradera con destino a la colonia La Primera, desde este punto competía con otra unidad, la 0970.
En 50 minutos ambas unidades llegaron a su destino, uno a la zona del Muro y la otra a La Primavera. Para aventajarlo, la unidad 0974 utilizó hasta pasos por gasolineras y de esta manera subir a la unidad el mayor número de pasajeros.
Descontrol
“Las unidades pequeñas no son las adecuadas, pensamos en buses para 30 personas para que la gente no viaje incómoda. Con el nuevo proyecto que plantea la nueva Ley de Transporte es un punto importante el tema de los buses pequeños, así como regular la velocidad”, explicó Rigoberto Inestroza, asesor legal de la Dirección de Transporte en San Pedro Sula.
A su juicio, la nueva Ley es más drástica, ya que establece sanciones severas tanto en la operación ilegal de unidades como los requisitos de los motoristas. Ahora, con la ley actual, fácilmente un bus es llevado por un menor de edad.
“La nueva Ley de Transporte va a dar facultades a la Dirección General de Transporte para aplicar sanciones en las vías públicas, la velocidad y los semáforos. Además, todo lo que son licencias de transporte y equipo pesado va a depender del Instituto de Transporte y se contará con la escuela de transporte que regulará a todos los conductores y empresarios”, dijo Inestroza.
Alternativas
La puesta en marcha de un nuevo proyecto de transporte en el Valle de Sula es la propuesta inmediata que aseguran los empresarios del transporte urbano en San Pedro Sula vendrá a eliminar el peligro que genera el pleito entre conductores por cubrir la tarifa diaria. “Estamos levantando un proyecto del Metro Sula, que es la alternativa que tenemos para quitar el pleito entre los motoristas” explicó el transportista Nelson Fernández Toro.
La iniciativa ha carecido de apoyo político.
No hay protocolos ni reloj ni respeto a la vida de pasajeros y peatones en el transporte de buses rapiditos.
Los conductores solo piensan en la meta, la tarifa diaria que exigen los dueños de las unidades y que en San Pedro Sula se establece en mil lempiras al día por cada bus.
La velocidad es la fatal aliada de estos conductores, quienes pelean día a día para acaparar los pasajeros que esperan en las paradas o que les hagan una señal.
La dura competencia se genera hasta en buses de la misma empresa. Los rapiditos se han convertido en los asesinos que acechan en las calles de Honduras. “Mientras tengan que hacer la cuota que imponen los dueños de unidades del bus y tengan que generar el salario de los conductores y ayudantes, siempre van a andar como locos queriendo dar más vueltas y subir los pasajeros que puedan. La clave para solucionar el problema es que los empresarios paguen un salario a los conductores”, explicó Osman Díaz, Director Nacional de Tránsito (DNT).
Sanciones
Las rutas saturadas de buses han agravado el salvajismo en las calles. Dos y hasta tres buses pelean el mismo pasajero y llegar primero a las paradas en las que se aglomeran más personas.
Un ejemplo de esa masificación del transporte es la sampedrana Ruta 2.
Con 128 unidades y un largo trayecto que cruza de este a oeste la ciudad, el tiempo es su peor enemigo haciendo la carrera totalmente desenfrenada.
Esta ruta empieza en la colonia La Pradera y cada minuto despacha una unidad que tiene como fin llegar a la colonia La Primavera, en las faldas de El Merendón.
En la terminal de La Pradera, los despachadores ya no controlan los tiempos, aquí los usuarios de las unidades explican que antes los buses los despachaban cada siete o 10 minutos, pero con el incremento de unidades, la competencia se volvió más dura.
Su realidad se replica en todas las rutas urbanas y suburbanas en las que la lucha por completar la meta y el dinero del gasto, hace que muchos rompan a cada minuto la Ley de Tránsito y se lleven consigo muchas vidas, producto de la imprudencia.
![]() Un minuto de tiempo de despacho: Buses rapiditos pelean la línea por acaparar la mayor cantidad de pasajeros.
|
“La necesidad obliga”, asegura Isaura Zaldívar, quien no tiene más alternativa que viajar cada día en buses rapiditos.
La obrera de maquila relata que se juega la vida porque los conductores muchas veces no miden la velocidad con tal de conseguir pasajeros.
“Caminan como almas que se las lleva el diablo. Lo que más preocupa es que no hay sanciones, nadie controla a estas personas, no hay certeza si caminan drogados. Nadie piensa en el pasajero y uno se arriesga porque no tiene otra opción”, dijo la mujer.
Solo en 2015, la Dirección Nacional de Tránsito reportó 34 personas muertas por atropellamientos provocados por buses rapiditos.
Las familias han pedido justicia, pero la mayoría de conductores solo guardan prisión por 24 horas y salen en libertad amparados por la calificación del delito como homicidio culposo.
LA PRENSA dio seguimiento a una unidad del transporte, la 0974, que partió desde La Pradera con destino a la colonia La Primera, desde este punto competía con otra unidad, la 0970.
En 50 minutos ambas unidades llegaron a su destino, uno a la zona del Muro y la otra a La Primavera. Para aventajarlo, la unidad 0974 utilizó hasta pasos por gasolineras y de esta manera subir a la unidad el mayor número de pasajeros.
![]() El proyecto de Metro Sula con buses para 180 pasajeros es visto como el freno al salvajismo de los rapiditos.
|
“Las unidades pequeñas no son las adecuadas, pensamos en buses para 30 personas para que la gente no viaje incómoda. Con el nuevo proyecto que plantea la nueva Ley de Transporte es un punto importante el tema de los buses pequeños, así como regular la velocidad”, explicó Rigoberto Inestroza, asesor legal de la Dirección de Transporte en San Pedro Sula.
A su juicio, la nueva Ley es más drástica, ya que establece sanciones severas tanto en la operación ilegal de unidades como los requisitos de los motoristas. Ahora, con la ley actual, fácilmente un bus es llevado por un menor de edad.
“La nueva Ley de Transporte va a dar facultades a la Dirección General de Transporte para aplicar sanciones en las vías públicas, la velocidad y los semáforos. Además, todo lo que son licencias de transporte y equipo pesado va a depender del Instituto de Transporte y se contará con la escuela de transporte que regulará a todos los conductores y empresarios”, dijo Inestroza.
Alternativas
La puesta en marcha de un nuevo proyecto de transporte en el Valle de Sula es la propuesta inmediata que aseguran los empresarios del transporte urbano en San Pedro Sula vendrá a eliminar el peligro que genera el pleito entre conductores por cubrir la tarifa diaria. “Estamos levantando un proyecto del Metro Sula, que es la alternativa que tenemos para quitar el pleito entre los motoristas” explicó el transportista Nelson Fernández Toro.
La iniciativa ha carecido de apoyo político.
