Los mejores frijoles de oriente los cosecha un panteonero sobre las tumbas del cementerio de esta ciudad, cuya recolección es conocida entre los consumidores como “los frijoles de miedo”.
El frijol es el principal alimento en la mesa de los hogares hondureños.
Cuando el hambre aprieta cualquier cosecha es buena. Incluso es buena la cosecha que se recoge entre las sepulturas del camposanto.
Con esa filosofía, el panteonero Matilde Montalván Rivas se apresta a recoger la segunda cosecha de un pequeño frijolar que en sus ratos libres cultiva en los predios del cementerio La Sabana, en la periferia de Danlí.
El mejor abono
Las cosechas son buenas porque el abono orgánico que está disponible allí es inagotable, embromó Matilde, quien es administrador de ese camposanto.
Ésta es la historia de un hombre humilde que se gana la vida cuidando las tumbas, cuya tierra les ha servido como el mejor abono para cultivar los alimentos que incluso comparte con su familia y amigos.
Don Matilde relata que cuatro mujeres, propietarias de los lotes de las tumbas, le han dado permiso de sembrar allí a cambio de que él les mantenga limpio y señalados los predios.
A él le parece un trato justo y por ello cultiva con esmero su frijolar macabro.
Sabrosos frijoles
El panteonero dijo que a comienzos de mayo sembró unas cinco libras de frijoles y recogió una cosecha de unas 40 libras de unos frijoles deliciosos que compartió con unos amigos y vecinos suyos; por supuesto, a todos les informó de dónde venían los frijoles y la mayoría coincidió en que los porotos les supieron muy deliciosos.
Matilde dijo que no tiene escrúpulos para cosechar y comer los frijoles cultivados entre las tumbas, algunas de ellas en el suelo raso y aseguró que los muertos no lo asustan ni se enojan, sino que se alegran “porque son mis amigos”.
Alguna tierra de las tumbas es mejor que otra, especialmente en la que han sido sepultados niños, algo que el panteonero aún no se puede explicar.
Es por ello que don Matilde ya tiene identificados otros predios donde sembrar frijoles, eso siempre que los deudos le den el permiso y los difuntos su aquiescencia.