El Progreso, Honduras.
“Nuestra familia no guardará ni odio ni rencor contra las manos asesinas que le truncaron las aspiraciones a mi hermano”, expresó en medio del dolor Carlos Alberto Montes Manzano, en el sepelio de su hermano, el abogado Eduardo Montes Manzano.
El profesional del derecho fue ultimado a puñaladas el miércoles por la mañana en el piso número 14 de una de las torres Metrópolis en Tegucigalpa, presuntamente por el ingeniero en Sistemas Rigoberto Andrés Paredes Vélez.
La mañana de ayer fueron sepultados los restos mortales del profesional del derecho en el cementerio general del municipio de Macuelizo, Santa Bárbara, en medio del dolor de un pueblo que lo vio nacer y crecer. Previo a ser enterrado en la misma tumba que su madre, se ofició una misa de cuerpo presente en la iglesia San Miguel Arcángel celebrada por el padre Marco Aurelio Lorenzo, en donde se elevó al cielo una plegaria por el eterno descanso de su alma.
Los pobladores de Macuelizo dieron el último adiós a Eduardo Montes, a quien describieron como una persona honesta, luchadora, decente y que solo ejercía su profesión.
El hermano del malogrado abogado dijo que en los corazones de su familia no cabe el odio contra el victimario de su hermano.
Consternación
“Nosotros somos personas que llevamos a Dios en nuestro corazón, los que tenemos a Dios no permitiremos el odio ni el rencor, por el contrario este acto en vez de separar a nuestra familia nos viene a unir más y a acercarnos más a Dios. Dios sabe por qué lo permitió y qué está evitando con esto, o si nosotros fuimos los escogidos para ser las víctimas para que este país cambie. Espero que la sangre de mi hermano no sea de por gusto sino para el beneficio de la sociedad”, dijo Carlos Montes.
La esposa del profesional del derecho, la jueza Yulissa Aguilar, lamentó la muerte de su compañero de hogar y al concluir el sepelio manifestó que su esposo era un hombre maravilloso y ejemplar.
“Siempre con energía, positivo, amaba la vida y es muy lamentable todo lo que ha pasado. A él no le gustaban los pleitos, procuraba siempre conciliar. Es lamentable que una vida tan maravillosa, llena de esperanzas, llena de ilusiones se frustre de esta manera. Él tenía un futuro brillante. No creo que esto haya sido designio de Dios, porque Dios no quiere que sus hijos se maten los unos a los otros. Él no quiere que nosotros agarremos un arma y nos matemos. Dios no quiere esto para Honduras, pero los hondureños somos los que definimos qué es lo que queremos para nuestro país. Somos nosotros los que vamos a definir si queremos seguir con esta violencia e intolerancia, de irrespeto a los pensamientos ajenos, él solo hacía su trabajo, defendía y lo hacía bien”, manifestó la viuda.
Agregó que el victimario de su esposo también tiene derecho a la defensa. “Yo no voy a juzgar, a condenar o agarrar un arma y voy a ir a matar al abogado que defiende a la persona que lo mató porque la persona que lo mató tiene derecho a defenderse. Es un dolor indescriptible el que siente mi corazón, mis hijos, su padre, sus hermanos, él era realmente una persona maravillosa, no voy a dejar que su muerte sea en vano, no voy a bajar los brazos, voy a seguir luchando porque este país sea mejor”, expresó con su voz quebrantada.
A las honras fúnebres llegaron amigos que cultivó a lo largo de su carrera y como estudiante.
Muerte sin sentido
René Altamirano, compañero de aulas del extinto abogado, llegó a dar el último adiós a su amigo y expresó que Eduardo Montes más que un colega era un hermano para él. “Fuimos compañeros de universidad, aún en secundaria fuimos dirigentes estudiantiles, fuimos compañeros en la Defensa Pública, en la misma promoción de jueces y luego como jueces, era una persona muy cercana a mí. Lo recuerdo como una persona alegre, cero violencia, más bromista que otra cosa”, recordó. Comentó que lo ocurrido con su amigo fue una muerte sin sentido, puesto que cómo una persona va a suponer responsabilidad de un abogado de los asuntos que puede hacer un cliente suyo.
“Esto es algo que a todos los abogados nos preocupa y lamentamos, el Estado tal vez ahora hace algo porque ya días se mueren abogados y periodistas y hacen una ley y esa ley no va a salvar a nadie si el Estado no hace una acción material efectiva para ilustrar, porque es incomprendido nuestro trabajo, porque un periodista no tiene que pensar igual que todo el mundo, no nos pueden encasillar y al final nuestro trabajo es para ganarnos la vida”, señaló.
Agregó que espera que cese la violencia y que el desprecio por la vida no continúe en el país. “Espero que el Estado de Honduras materialice esa ley, yo no quiero que me pongan un guardaespaldas que me ande cuidando, quiero que generen una condición de seguridad en el entorno en donde convivo y que la gente entienda mi profesión y que porque yo defiendo a alguien que anda en tráfico de drogas yo también ando en eso”, expresó.
“Nuestra familia no guardará ni odio ni rencor contra las manos asesinas que le truncaron las aspiraciones a mi hermano”, expresó en medio del dolor Carlos Alberto Montes Manzano, en el sepelio de su hermano, el abogado Eduardo Montes Manzano.
El profesional del derecho fue ultimado a puñaladas el miércoles por la mañana en el piso número 14 de una de las torres Metrópolis en Tegucigalpa, presuntamente por el ingeniero en Sistemas Rigoberto Andrés Paredes Vélez.
La mañana de ayer fueron sepultados los restos mortales del profesional del derecho en el cementerio general del municipio de Macuelizo, Santa Bárbara, en medio del dolor de un pueblo que lo vio nacer y crecer. Previo a ser enterrado en la misma tumba que su madre, se ofició una misa de cuerpo presente en la iglesia San Miguel Arcángel celebrada por el padre Marco Aurelio Lorenzo, en donde se elevó al cielo una plegaria por el eterno descanso de su alma.
Los pobladores de Macuelizo dieron el último adiós a Eduardo Montes, a quien describieron como una persona honesta, luchadora, decente y que solo ejercía su profesión.
El hermano del malogrado abogado dijo que en los corazones de su familia no cabe el odio contra el victimario de su hermano.
Los pobladores se volcaron a darle el último adiós al abogado.
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“Nosotros somos personas que llevamos a Dios en nuestro corazón, los que tenemos a Dios no permitiremos el odio ni el rencor, por el contrario este acto en vez de separar a nuestra familia nos viene a unir más y a acercarnos más a Dios. Dios sabe por qué lo permitió y qué está evitando con esto, o si nosotros fuimos los escogidos para ser las víctimas para que este país cambie. Espero que la sangre de mi hermano no sea de por gusto sino para el beneficio de la sociedad”, dijo Carlos Montes.
La esposa del profesional del derecho, la jueza Yulissa Aguilar, lamentó la muerte de su compañero de hogar y al concluir el sepelio manifestó que su esposo era un hombre maravilloso y ejemplar.
“Siempre con energía, positivo, amaba la vida y es muy lamentable todo lo que ha pasado. A él no le gustaban los pleitos, procuraba siempre conciliar. Es lamentable que una vida tan maravillosa, llena de esperanzas, llena de ilusiones se frustre de esta manera. Él tenía un futuro brillante. No creo que esto haya sido designio de Dios, porque Dios no quiere que sus hijos se maten los unos a los otros. Él no quiere que nosotros agarremos un arma y nos matemos. Dios no quiere esto para Honduras, pero los hondureños somos los que definimos qué es lo que queremos para nuestro país. Somos nosotros los que vamos a definir si queremos seguir con esta violencia e intolerancia, de irrespeto a los pensamientos ajenos, él solo hacía su trabajo, defendía y lo hacía bien”, manifestó la viuda.
Agregó que el victimario de su esposo también tiene derecho a la defensa. “Yo no voy a juzgar, a condenar o agarrar un arma y voy a ir a matar al abogado que defiende a la persona que lo mató porque la persona que lo mató tiene derecho a defenderse. Es un dolor indescriptible el que siente mi corazón, mis hijos, su padre, sus hermanos, él era realmente una persona maravillosa, no voy a dejar que su muerte sea en vano, no voy a bajar los brazos, voy a seguir luchando porque este país sea mejor”, expresó con su voz quebrantada.
A las honras fúnebres llegaron amigos que cultivó a lo largo de su carrera y como estudiante.
| En la misa de cuerpo presente se elevó una plegaria para que su alma descanse en paz.
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René Altamirano, compañero de aulas del extinto abogado, llegó a dar el último adiós a su amigo y expresó que Eduardo Montes más que un colega era un hermano para él. “Fuimos compañeros de universidad, aún en secundaria fuimos dirigentes estudiantiles, fuimos compañeros en la Defensa Pública, en la misma promoción de jueces y luego como jueces, era una persona muy cercana a mí. Lo recuerdo como una persona alegre, cero violencia, más bromista que otra cosa”, recordó. Comentó que lo ocurrido con su amigo fue una muerte sin sentido, puesto que cómo una persona va a suponer responsabilidad de un abogado de los asuntos que puede hacer un cliente suyo.
“Esto es algo que a todos los abogados nos preocupa y lamentamos, el Estado tal vez ahora hace algo porque ya días se mueren abogados y periodistas y hacen una ley y esa ley no va a salvar a nadie si el Estado no hace una acción material efectiva para ilustrar, porque es incomprendido nuestro trabajo, porque un periodista no tiene que pensar igual que todo el mundo, no nos pueden encasillar y al final nuestro trabajo es para ganarnos la vida”, señaló.
Agregó que espera que cese la violencia y que el desprecio por la vida no continúe en el país. “Espero que el Estado de Honduras materialice esa ley, yo no quiero que me pongan un guardaespaldas que me ande cuidando, quiero que generen una condición de seguridad en el entorno en donde convivo y que la gente entienda mi profesión y que porque yo defiendo a alguien que anda en tráfico de drogas yo también ando en eso”, expresó.
Sus familiares lamentaron la forma en la que perdió la vida.
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