Al asumir hoy como presidente de Honduras, Porfirio “Pepe” Lobo, quien promovió el “Cambio ya”, mantiene la seguridad entre los pilares de su plan de gobierno, pero con una nueva postura con respecto a 2005, cuando propuso la “mano dura” y hasta la pena de muerte contra los delincuentes.
El plan de gobierno de Lobo tiene como fin lograr un crecimiento económico que genere empleos y también se propone reducir la pobreza en un 10 por ciento.
Además, dice que está dispuesto a brindar educación con salud, consolidar la inversión social y garantizar la seguridad mediante el combate de la delincuencia y el fortalecimiento de instituciones como la Policía Nacional y el Ministerio Público.
Aunque sus dominios los tiene en Olancho, donde es dueño de una gran hacienda y produce granos básicos, Lobo nació en Trujillo, departamento de Colón, el 22 de diciembre de 1947.
Lobo se declara con humildad como un vendedor de “maíz y frijoles”, pero en el país se le conoce por ser uno de los agricultores más potentados de Olancho.
El líder del Partido Nacional es considerado por algunos sectores como un hombre conciliador y de diálogo, y también es cinturón negro en karate, aunque parece que para defenderse en política le basta su amplia sonrisa, con la cual responde ante cualquier pregunta.
Con su triunfo, Porfirio Lobo cumplió con lo que ya parece una tradición en las elecciones hondureñas: que quien pierde en el primer intento gana en el segundo, como le pasó a su correligionario Rafael Callejas en 1989 y al liberal Carlos Flores en 1997.
Político astuto
Considerado uno de los políticos más astutos del país, como para hacer honor a su apellido, Lobo deberá ahora hacer gala de su fama para lidiar con la “papa caliente” de tomar el timón de un país dividido a raíz de la pasada crisis política.
Simpático, afable, de sonrisa fácil y con 62 años muy bien llevados, Lobo necesitará mucho más que carisma para conciliar a una sociedad dividida tras el 28 de junio, fecha en que fue sustituido en el poder su paisano Manuel Zelaya, y azotada cruelmente por la crisis económica.
También tendrá que convencer a los países que rechazaron los comicios de noviembre, celebrados bajo el gobierno de Roberto Micheletti, para que vuelvan a insertar a Honduras en la comunidad de naciones democráticas de la que fue expulsada después de los sucesos de junio.
Lobo defendió a capa y espada la realización de las elecciones bajo el argumento de que estaban programadas desde antes de la destitución de Zelaya y porque aseguró que contribuirían a dejar atrás la crisis mediante un diálogo con todos.
“Necesitamos un gobierno de unidad nacional. Necesitamos traerle paz a la nación, independientemente de colores políticos, de preferencias religiosas”, insistió.
Al conseguir que el depuesto presidente Zelaya salga ahora mismo de la embajada de Brasil rumbo a la República Dominicana con un salvoconducto especial, ha puesto de manifiesto que realmente quiere borrón y cuenta nueva para gobernar en un clima de tranquilidad.
Tras el acuerdo firmado con el presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, para sacar a Zelaya a pesar de las acusaciones que pesan en su contra, las dudas sobre Lobo Sosa se acentuaron en la derecha hondureña.
Pero el mandatario ha señalado que su administración se centrará en promocionar la democracia y libertad, buscando atraer la inversión extranjera a Honduras y manteniendo los lazos comerciales con Estados Unidos, Europa y Centroamérica, los tradicionales aliados del país.
También se ha desmarcado de la Alternativa Bolivariana para las Américas, Alba, dirigida por el presidente venezolano Hugo Chávez, indicando que no es del interés de Honduras mantener vínculos con ese bloque político.
Conciliador
Lobo Sosa ha dicho que su gobierno abogará por el “centro humanismo”, una concepción poco entendida en su partido conservador, que se basaría en concentrarse en las personas más pobres, pero manteniendo la democracia.
Indicó, además, que la nueva concepción de su partido se ha logrado a base de encuentros con las fundaciones alemanas de los partidos de gobierno Unión Demócrata Cristiana, CDU, por sus siglas en alemán, y su gemelo bávaro Unión Social Cristiana, CSU, la Friedrich Naumann y Hans Siedel, respectivamente.
También promueve que como parte de la reconciliación de Honduras tras la destitución de Zelaya su gabinete esté integrado por los representantes de los cuatro restantes partidos del país, el Liberal, el Demócrata Cristiano, el social demócrata Pinu y el izquierdista Unificación Democrática, UD.
Esta iniciativa ya la está poniendo en práctica con el nombramiento de Felícito Ávila como Ministro del Trabajo, de Bernard Martínez como ministro de Cultura y Turismo y de César Ham en la dirección del Instituto Nacional Agrario, INA.
Desde que ganó los comicios de noviembre de 2009, Lobo Sosa ha viajado al exterior acompañado de sus ex rivales políticos Elvin Santos, liberal; Bernard Martínez, del Pinu; Felícito Ávila, de la Democracia Cristiana, y César Ham, de la UD. EL cinturón negro de taekwondo es desde años el principal negociador entre su partido y el Liberal.
“Nos vamos a levantar”
En el 2005, Lobo perdió las elecciones frente a Zelaya, dicen los analistas que por haber propuesto la pena de muerte para pandilleros y otros delincuentes que asolaban el país, alejando a muchos votantes en una nación con una fuerte influencia de católicos y evangelistas.
Al igual que el depuesto mandatario, es un acaudalado empresario agrícola que en su infancia vio despuntar el alba en las pampas olanchanas, donde nació Zelaya.
Se dice amigo del ex presidente, pero trató de mantenerse al margen de la crisis y señala que éste tenía intenciones de perpetuarse en el poder.
Al igual que Micheletti, ha sido diputado durante largos años en el Congreso Nacional y ha ocupado la presidencia del mismo. Basó su campaña para estas elecciones en la lucha contra el descontrolado crimen en el país y la mejora de los salarios.
Durante el discurso del cierre de su campaña política, el entonces candidato advirtió que no aceptará imposiciones foráneas.
“Que me escuchen allá en el sur y que me escuchen en el norte: somos nosotros los hondureños los que nos vamos a levantar como pueblo y como nación”, afirmó.