El presidente Juan Orlando Hernández denunció ayer en su disertación en la 74 asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que por su lucha contra el narcotráfico ha sido objeto de atentados contra su vida, y víctima de una campaña de desprestigio que tiene nombre: “Mel Zelaya”.
“Nosotros somos víctimas de estos ataques de políticos con intereses oscuros, que quieren desestabilizar al país y que provienen de Venezuela liderados por Nicolás Maduro con su socio hondureño Mel Zelaya”, enfatizó el gobernante ante la audiencia de varios países del mundo.
3,000
pequeñas empresas fueron inscritas bajo el programa Mi Empresa en Línea, reveló el presidente Hernández.
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Luciendo un traje azul marino, el presidente hondureño expresó a la asamblea que algunos estudiosos y países amigos llaman la guerra de la cuarta generación a los que provocan desestabilización, caos, y actividades de intimidación, atacando la economía y las instituciones que es precisamente lo que ha ocurrido en Honduras.
Realmente es una estructura internacional de carácter político que no repara en relacionarse con el mundo criminal y promueve el odio, infundiendo miedo hasta en los comunicadores sociales, llevándolos a la autocensura, subrayó el mandatario ante el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y otras autoridades de ese foro mundial.
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Maras
Hernández dijo que las pandillas han sido el brazo armado de los narcotraficantes y hoy extorsionan, cometen terribles asesinatos, masacres y logran infiltrarse en manifestaciones populares.Añadió que esos personajes vuelven esas manifestaciones, violentas, saqueando, quemando, agrediendo a la sociedad, a los medios de comunicación y a fuerzas del orden público “y son aliados y amigos de algunos políticos”.
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millones de hondureños se han beneficiado con programas de vivienda y seguridad alimentaria.
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Hernández resaltó que las manifestaciones de violencia de estos grupos ilegales, como la mara Salvatrucha y la pandilla 18, afectan la economía, la seguridad y la soberanía nacional y por esa razón se deben considerar a esos grupos transnacionales como entes no estatales violadores de derechos fundamentales.
Ante esa realidad, Hernández se preguntó por qué hoy en día todavía no “podemos encontrar ese respaldo jurídico internacional, que responsabilice a las maras, crimen organizado y narcotraficantes como violadores de derechos humanos”.