17/04/2024
06:04 PM

Un infierno vivió en EUA la hondureña asesinada en Texas

La joven Brenda Gisselle Álvarez Sánchez fue hallada en un hotel de Texas con dos disparos en la cabeza.

Houston, Texas

La vida de Brenda Gisselle Álvarez Sánchez (21 años), la hondureña que fue asesinada de dos disparos en la cabeza en Texas, estuvo marcada por la tragedia y su estancia en Estados Unidos, aunque mejoró radicalmente su situación económica, implicó muchas tristezas, sacrificios y problemas.

Ella nació el 24 de junio de 1997 en San Lorenzo, Valle, pero cuando era apenas una bebé, su padre murió tras ser impactado por un rayo cuando iba en una embarcación en alta mar en 1998.

Poco después, su madre la dejó y se fue a México y jamás regresó a buscarla.
Mientras vivió en Estados Unidos, la joven estuvo tres veces en prisión, dos fueron por asuntos migratorios, por lo que pasó varios meses encarcelada, y una vez fue capturada en un operativo en el que la Policía tenía por objetivo detener a otras personas, por lo que fue liberada al día siguiente.

Brenda fue criada por su familia paterna, quienes contaron a Diario LA PRENSA que la joven era ejemplar, humilde y aseguran que desde que llegó a Estados Unidos siempre les ayudó enviándoles remesas y soñaba con volver a verlos.


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Su tristeza

Tras lograr quedarse en Estados Unidos, las finanzas de Brenda mejoraron mucho y sus amigos le recalcaban su gran cambio de apariencia.

“¡Has cambiado bastante Brenda!”, le escribían sus amigos en alusión a la transformación de imagen y vida que tuvo.

Pero a pesar de estar mucho mejor económicamente, en Facebook, Brenda Álvarez solía desahogarse.

“Me estoy riendo para que todas las personas piensen que estoy feliz, pero lo único que no saben es cómo estoy”, publicó en su Facebook.

A pesar de que a veces hacía publicaciones relajadas, siempre volvió a insistir en que pasaba momentos difíciles en Estados Unidos.

'Mi niña era un ejemplo. Muy trabajadora. Siempre nos ayudó con remesas

“Que feo es llegar a tu casa y no poder contarle a nadie cómo te sientes”, escribió recién el pasado julio.

A veces, ella misma trataba de darse ánimos. “Continúa con firmeza. No te des por vencida. Un día mirarás atrás y comprenderás que tus esfuerzos han valido la pena”, decía Brenda en una publicación solo cinco días después de cumplir años.

Dificultades

Y es que ella enfrentó muchos problemas en Estados Unidos. Un tío, que la crio como su hija, contó que ella se fue al norte con una mexicana que es esposa de un primo de la ahora occisa.

“La primera vez que entró ilegal a Estados Unidos la detuvo Migración y estuvo varios meses presa. La deportaron a México, pero se volvió a ir con esa mujer mexicana y logró entrar otra vez sin que la agarraran”, contó su padre de crianza. Pero los problemas no habían terminado.

“Mi sobrina vivía con la mexicana y un día la Policía hizo un operativo en esa casa y ahí se llevaron también a Brenda, pero al día siguiente la dejaron libre, pues ella no debía nada. Solo que como estaba ilegal, le ordenaron ir a firmar cada semana a la Corte y como a la cuarta vez que fue la detuvieron por su situación migratoria y la dejaron otros seis meses presa”, relató.

Tristeza
Brenda Álvarez era la menor de tres hermanos. Al morir su padre e irse su madre, fue criada por su familia paterna.

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Revelaron que ella había sido liberada hace cuatro meses y que estaba trabajando en una tienda y entregando paquetes.

Fue el 10 de septiembre pasado cuando ella asistió a una reunión con una amiga, también oriunda de Valle.

En la reunión, ella recibió una llamada telefónica, y dijo que se tenía que ir. La amiga le pidió que no se fuera, pero Brenda insistió. Desde entonces no la volvieron a ver. Su amiga y un primo avisaron a las autoridades estadounidenses.

Fue hasta el pasado lunes cuando la búsqueda concluyó, pues descubrieron que el cadáver de la joven estaba en la morgue.

La Policía les dijo que ella fue ultimada de dos tiros en la cabeza en un hotel del condado de Harris, Texas, y que el 11 de septiembre hallaron su cuerpo sin vida y la llevaron a la morgue.
“Ella era como mi hija, me decía papá. No sé quién le pudo hacer esto, pero es injusto. Brenda era una joya”.