Miles de feligreses rindieron tributo este jueves a la Virgen de Suyapa, Patrona de Honduras, en una festividad católica que se remonta a la colonia y que moviliza cada año a devotos de todo el país, incluidos políticos y altos funcionarios.
Responsables eclesiásticos dijeron que más de dos millones de fieles llegarán durante esta semana a la imponente basílica de la virgen situada en una colina del este de Tegucigalpa, donde esta madrugada miles de personas oraron y cantaron a su patrona, en una ceremonia encabezada por el cardenal Oscar Rodríguez a la que asistió el presidente Porfirio Lobo.
En esta celebración participaron decenas de artistas que le cantaron a la 'Morenita', con la asistencia más de 5.000 personas dentro del templo y miles de otras fuera de él.
El cardenal exhortó a los hondureños a vivir en paz, reconciliación y perdón, 'valores que hoy queremos poner a los pies de la madre del cielo para que ella toque todos nuestros corazones'.
Cada 3 de febrero se honra a la Virgen de Suyapa y durante una semana los creyentes le rinden tributo en una animada fiesta que se vive también en los alrededores de la basílica, donde se instalan puestos de comida y tiendas de campaña para los visitantes.
Devotos procedentes de todas las regiones de Honduras acuden al templo, algunos cubriendo trayectos hasta de medio kilómetro de rodillas hasta llegar al altar para adorar una estatuilla de la virgen encontrada hace 264 años, según la tradición católica.
La afluencia de fieles comenzó el domingo pasado y culminará este fin de semana.
Además del presidente Lobo y altos funcionarios del gobierno, también acudieron al templo delegaciones de las Fuerzas Armadas, que en 1963 le dieron a la virgen el grado de capitana de la institución militar.
Según la tradición católica, en 1747 el campesino Alejandro Colindres, que andaba con el niño Lorenzo Martínez, encontró una efigie de madera de cedro de la virgen, de unos 6 centímetros.
Después de su jornada de trabajo, el campesino se acomodó una noche a dormir en el suelo en la zona montañosa de El Piligüín, unos 20 km al este de Tegucigalpa, y sintió que algo le estorbaba. Lo agarró con una mano y lo lanzó lejos.
Luego volvió a sentir el estorbo y lo lanzó de nuevo, pero la tercera vez que lo sintió lo miró y se llevó la sorpresa de que se trataba de una virgen morena, con cara ovalada. La guardó en una alforja (bolsa de mezcal) y la llevó para su casa.
Con el tiempo las autoridades católicas le construyeron un templo a la virgen, que el 25 de abril de 1953 fue declarada Patrona de Honduras por el papa Pío XII.