Miles de hondureños se concentran en el centro de la ciudad colonial de Comayagua para conmemorar la vida y muerte de Jesús.
El principal atractivo son las tradicionales alfombras de aserrín, las cuales hacen representación del sacrificio de Jesús con vívidos colores, y momentos clave como la crucifixión en el Monte Calvario, el cáliz, la Santa Cruz, así como versículos y mensajes de conversión cristiana.
En la procesión destacan la carroza del apocalipsis, la de la virgen María y varios escenarios en las calles adyacentes, donde jóvenes y niños dan vida a la escena de la crucifixión de Jesús, sus últimos momentos.
En la catedral de Comayagua se ha colocado una alfombra que hace alusión a la iglesia local. Extranjeros y locales disfrutan de estas actividades.